La idea no es nueva. De hecho, lleva siendo objeto de debate prácticamente desde el inicio de la pandemia. Ya entonces se planteó la posibilidad de tramitar un pasaporte de inmunidad. Un documento en el que se hiciera constar que el viajero contaba con anticuerpos y que no era un riesgo para la salud en el país al que se dirigía. Distintas administraciones y organizaciones, entre ellas la propia OMS, se negaron. Dijeron que haberse contagiado y superado el Covid no era una garantía de estar libre del coronavirus y no podía ser un premio frente a otras personas que no lo habían pasado.