La policía, cuya presencia se ha reducido notablemente en las últimas horas, permite el paso de grupos pequeños de personas que atraviesan regularmente la frontera.
Muchos de ellos se dirigen hacia la estación de Gevgelija para subir a uno de los trenes que conducen hasta la frontera con Serbia.
En cada convoy viajan hasta 700 personas, aunque muchos de ellos también lo hacen en autobuses fletados para este fin o en taxi.
El tren ha establecido una de sus paradas en el centro de acogida, acondicionado con tiendas de campaña, que se puso en marcha ayer para albergar a los refugiados y permitirles su registro.
Sin embargo, hasta ahora en las tiendas solo se han alojado los miembros del Ejército que se encargan de las tareas de registro para acelerar así el paso de los llegados.
Está previsto que hoy se reúnan en Gevgelija los ministros del Interior de Austria y Macedonia para abordar la situación.
"Puede parecer que esta última crisis se ha evitado, ya que la situación en la frontera parece que está bajo control, pero cientos de personas, entre ellas muchas familias, mujeres embarazadas y niños pequeños, que ahora han logrado entrar en Macedonia, se enfrentan a un futuro incierto", señaló Yorgos Kosmópulos, responsable de la sección griega de Amnistía Internacional, que se encuentra en la frontera.
Se prevé que el paso fronterizo pueda de nuevo verse colapsado, ya que ayer llegaron al puerto ateniense del Pireo más de 2.000 refugiados y para hoy está programada la llegada de un nuevo buque con la misma capacidad.
La intención de todos ellos es viajar hacia Macedonia para pasar a Serbia y continuar desde allí hasta el centro y el norte de Europa.