Una notable actuación de Cristiano Ronaldo sirvió para que el Real Madrid golpease primero ante la Roma (0-2) en la eliminatoria de octavos de final de la Liga de Campeones, un partido muy discreto de los merengues, que salvaron con un aprobado la presentación de Zinedine Zidane como técnico ante toda Europa.
La capital de Italia nunca tuvo rey, pero Cristiano decidió ponerse la corona y demostrar sus galones. Una jugada magistral, con recorte incluido al rival, terminó por resolver el duelo del Olímpico antes de que Jesé pusiese la guinda al partido y el candado al billete a cuartos. No fue un partido para el recuerdo, pero sí una agradable vuelta para los merengues a su competición fetiche.
Cristiano abrió el marcador
Ni el omnipresente Salah, el más activo de los romanos, pudo batir a Keylor Navas. El egipcio, junto con Dzeko --que entró en la segunda parte-- fueron quienes más problemas crearon a la zaga blanca. Sergio Ramos, con especial hincapié, no tuvo su día. Perdió casi todos los duelos con el africano, por suerte para los madridisitas, Varane estaba a su lado.
Marcelo fue quien se llevó los honores. Su precipitada recuperación no impidió que fuese el mejor del Real Madrid en los primeros 45 minutos. El brasileño se ganó los elogios en una volea que pudo haber sorprendido a Sczesny y sobre todo, a Isco, que fue su mejor socio cuando el partido se había oscurecido. El malagueño hizo fluir el atascado fútbol de los de Zidane.
Así hasta que llegó el rey de Roma, el jugador que más goles marca fuera de casa y el que puso la espada en todo lo alto. El de Madeira quebró a Florenzi y marcó con un disparo violento, de los que ni la mirada puede frenar. Los de Spalletti intentarán despertar con un tiro lejano de Vainqueur, pero no hubo forma de meter mano a los blancos.
Jesé marcó un gol decisivo
No tanto por el orden defensivo, que dejó bastante que desear, sino por el escaso acierto de los cuartos clasificados en la Serie A. Dzeko se topó con el lateral de la red y Salah insistió por enésima vez. Sin embargo, el viejo argumentario de los madridistas salió a flote. Perdonó el rival y los de Zidane no lo hicieron.
Tras dos jugadas exquisitas de James, cuyo violín en la pierna izquierda endulza el peor de los pases, apareció Jesé con un potente lanzamiento desde el borde del área. El canario, que depreda cuando le dejan, sentenció el triunfo y, prácticamente, el billete para los cuartos de final. Salieron Totti y De Rossi, pero el monarca jugaba de blanco. Este miércoles, de gri. El Madrid, con Cristiano al frente, reinó en Roma.