Marta García Aller: "En la cumbre europea se impone la mano dura"
Marta García Aller reflexiona sobre la cumbre de líderes europeos celebrada en Granada, donde empezó a materializarse la postura más dura del continente frente a inmigración.
Un poco de remojón granadino, que es una ensalada de tomate y bacalao, gamba blanca de Motril y cordero de la zona departían ayer los 50 líderes europeos reunidos en Granada. Un espectáculo de flamenco con paseo por la Alhambra, una visita a la primera universidad de Al-Andalus y una agenda política calculada hasta el milímetro para los más de 5000 asistentes. Granada está siendo estos días la capital de Europa. Y pocos ejemplos mejores para mostrar que en el corazón de Europa la mezcla de culturas siempre ha estado ahí.
Por eso es tan paradójico que vaya a ser precisamente Granada el lugar en el que empieza a materializarse la postura más dura del continente frente a inmigración. Justo antes de un paseo por la Alhambra, símbolo de los lazos entre un lado y otro del mediterráneo, justo antes de una cena en la que los líderes europeos pudieron comprobar cuántos de nuestros platos saben a Al-Andalus, anduvieron discutiendo cómo cerrarle las puertas de Europa a los que quieren llegar a ella desde el Magreb.
Giorgia Meloni y Rishi Sunat, primeros ministros de Italia y Reino Unido, promovieron ayer un encuentro para presionar en favor de más restricciones y acuerdos de dudosa moral con los países de origen y, de paso, dejarle claro a su electorado respectivo lo inflexibles que son con este tema. A esa reunión paralela que representa el ala dura contra la inmigración fueron Italia, Reino Unido, Francia, Países Bajos, Albania y la presidenta de la Comisión Europea. Los Seis de Granada, los llaman algunas crónicas.
Los Veintisiete habían acordado justo antes de que empezara la cumbre de Granada el último reglamento para un pacto migratorio que restringe aún más las posibilidades de entrada y solicitud de asilo. La migración es uno de los puntos del día. Sin embargo, Polonia y Hungría rechazan cualquier postura común y es probable que lo veten. La cena de anoche fue muy bonita, pero las tensiones continúan y sigue sin haber un acuerdo final para la migración y el asilo. Es difícil que lo haya.
¿Moraleja?
Mientras Granada simboliza lo diverso de nuestra cultura, en la cumbre europea se impone la mano dura.