EN LA BRÚJULA

El monólogo de las ocho: "Hoy ha sido el PNV quien ha abandonado al Gobierno, cuya mayoría parlamentaria se ha extinguido"

Rafa Latorre reflexiona en La Brújula sobre la votación en el Congreso para reconocer a Edmundo González como presidente de Venezuela, el acuerdo entre Feijóo y Clavijo en materia migratoria, y el debate entre Kamala Harris y Donald Trump en Estados Unidos.

Rafa Latorre

Madrid | 10.09.2024 20:35

El monólogo de las ocho: "Hoy ha sido el PNV quien ha abandonado al Gobierno, cuya mayoría parlamentaria se ha extinguido"

Lo ocurrido este martes en el Congreso tendrá más consecuencias para la política española que para la política venezolana. Es cierto que la política exterior la marca el Gobierno pero el Congreso de los Diputados puede trasladarse esta presión simbólica y de paso desnudar su anémica fragilidad parlamentaria.

El voto del PNV, unido al de Vox y Coalición Canaria, ha hecho prosperar una Proposición no de Ley del PP para que el Congreso de los Diputados reconozca a Edmundo González como presidente electo de Venezuela. Eso no significa que el Gobierno lo vaya a reconocer. De hecho, prueba de que no lo va a hacer, es que el PSOE ha votado en contra.

Parco consuelo para la oposición venezolana que hoy tratan de recomponerse de la noticia de que el líder que debía jurar como presidente el 10 de enero, si bien está a salvo, ha puesto un océano de por medio. No va a ser reconocido aún por el gobierno español, por más que se lo pida el Parlamento, y a cambio el Parlamento no va a reconocer la dudosísima labor de Zapatero, que si tiene una interlocución privilegiada con el régimen dictatorial de Maduro es porque es uno de sus principales legitimadores.

Pero en lo que se refiere a la política sí ha ocurrido algo trascendente. Hoy ha sido el PNV quien ha abandonado al Gobierno, cuya mayoría parlamentaria se ha extinguido por completo, justo el día en que las Cuentas del Estado inician su tramitación.

Pedro Sánchez ya ha asumido que ha perdido la mayoría parlamentaria que lo sostiene. Esto era previsible ya el 23J. Esa mayoría transideológica de nacionalistas enfrentados entre sí era un espejismo que solo ha servido para la investidura y que solo se sostenía mediante la amnistía y la cesión.

¿Ahora qué? Pues lo sorprendente es que Sánchez ha reconocido ante su Comité Federal que le da igual. Dice que seguirá gobernando con o sin el concurso del poder legislativo. Lo cual, en el mejor de los casos, es una bunkerización y, en el peor, una barbarie.

Da vértigo recordar hoy cuántas veces se ha repetido desde el gobierno y voceros afines que la derrota electoral no había sido tal. Porque aunque no fuera el más votado, Pedro Sánchez sí consiguió una mayoría parlamentaria para ser investido. Ahora que no tiene ni la victoria electoral ni la mayoría parlamentaria, lo único que lo sostiene en la Moncloa es que las mociones de censura en España requieren de la presentación de un candidato alternativo, pero no goza de la fuerza de las urnas ni del Parlamento.

¿Esto es gobernar? No lo es. Lo sorprendente es que los barones socialistas recibieran esta frase con tal complacencia. Desde luego a los socios o ex socios parlamentarios del Gobierno esto les ha chirriado. Aunque solo sea por la prepotencia y la arrogancia de quien la esgrime. Si nos había dicho que toda su fuerza y legitimidad residía en el Parlamento y hoy asegura que el Ejecutivo puede prescindir del poder legislativo sin dejar de llamarse Gobierno.

Todos los que escuchan son socios o exsocios parlamentarios del Gobierno. O por precisar, ¿para qué sirve una investidura si no inaugura una legislatura? Para que alguien pernocte en la Moncloa o para que se haga con una agenda internacional de pato cojo muy vistosa y trotamundo, que es lo que hace Sánchez.

Hay otra derrota política que le imprime una gran presión al Gobierno. Porque Alberto Núñez Feijóo ha pactado con el presidente canario, Fernando Clavijo, un plan migratorio. El documento firmado por ambos pide trasladar migrantes a otros países europeos, desplegar a la Policía en las rutas de tránsito y un fondo extra para las comunidades autónomas.

Esto ocurre después de que Clavijo le declarara la guerra al Gobierno Central por la falta de una política migratoria que provoca en Canarias una terrible sensación de abandono. Recuerden que una vez se han desbordado los servicios de acogida en Canarias, el gobierno de Clavijo inició la instalación de unas carpas en El Hierro, en el Puerto de La Estaca, para tener un sitio donde cobijar a los menores no acompañados que llegan a las islas en espera de que el gobierno se haga cargo de ellos. Porque esa es la guerra de Clavijo, que el Gobierno Central asuma su reponsabilidad sobre los menores migrantes.

El documento que hoy ha pactado con Feijóo contiene nueve propuestas. Los puntos principales del documento son "un fondo de contingencia para tratar a los menores hasta la edad de emancipación" y el "compromiso financiero" de la Administración Central. Es decir, que el Estado asuma la gestión y financiación de menores no acompañados cuando las comunidades vean sobrepasada su capacidad de acogida.

Hoy es un gran día para la campaña de las presidenciales en Estados Unidos. Los candidatos Kamala Harris y Donald Trump se enfrentan a su primer cara a cara televisivo con las encuestas al filo. La media de las encuestas hablan de una muy ligera ventaja de la demócrata pero la más reciente de New York Times le da a Donald Trump una ventaja de un par de puntos.

En el filo de la navaja. Los debates electorales en Estados Unidos mueven votos, producen. Es curioso cómo dos candidatos tan distintos, tan contrapuestos, puedan todavía provocar indecisión en los votantes. Pero hay indecisos en Estados Unidos. Hay votantes que dicen que van a esperar a escuchar lo que tengan que decir los candidatos para decantarse. Suena increíble pero es así.

Recuerden que fue un debate lo que acabó con Joe Biden. Sí, los despistes eran persistentes, sus lapsus eran constantes, sus viajes astrales eran clamorosos, pero no fue hasta aquel debate agónico que se encendieron las alarmas.

Hoy la situación es distinta porque en la campaña demócrata consideran que la liturgia beneficia a su candidata. Por eso se empeñarán en que los micros estén abiertos. Esto formó parte de la negociación. Querían que se escucharan las intervenciones y creen que a Kamala Harris le funcionó muy bien en su día lo de "Estoy hablando", que le decía a Mike Pence en el cara a cara de vicepresidentes.

Por otro lado, los problemas de Trump con las mujeres se adivinan como otro factor que puede decantar el debate. Sus faltas de respeto, la forma despreciativa que tiene al dirigirse a ella, los insultos que le ha brindado a la candidata pueden despertar cierta empatía. La ciencia de los debates. En cualquier caso, en Estados Unidos la política es espectáculo y una de sus ceremonias más deslumbrantes es el debate entre candidatos. Hoy a las 3 de la mañana, hora peninsular.