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El café es una de las bebidas más consumidas en el mundo, apreciada por su capacidad para aumentar la energía y la concentración. Sin embargo, muchos bebedores de café cometen un error crucial que, lejos de beneficiar su función cognitiva, podría estar perjudicando su memoria a largo plazo.
Te explicamos cómo afecta la cafeína a tu cerebro y qué cambios puedes hacer para seguir disfrutando del café sin dañar tu memoria.
Estudios científicos han demostrado que el café, gracias a su alto contenido en cafeína y antioxidantes, puede mejorar la concentración y la atención al bloquear la adenosina, un neurotransmisor que induce el sueño.
También han sido estudiados sus efectos beneficiosos sobre la memoria a corto plazo y la protección neuronal que ofrece, reduciendo el riesgo de enfermedades como el Alzheimer, el Parkinson y otras enfermedades neurodegenerativas. Sin embargo, estos beneficios dependen de cómo, cuánto y cuándo lo consumimos.
El principal error que muchas personas cometen es tomar café inmediatamente después de despertarse. Nada más despertarnos, nuestro cortisol (la hormona del estrés) se encuentra en el punto más alto. Ese “pico” de cortisol nos ayuda a despertarnos por la mañana, pero la cafeína interfiere con el cortisol, de modo que, si tomamos café cuando el cortisol ya está alto, el cuerpo desarrolla tolerancia más rápido, reduciendo sus efectos estimulantes.
Un estudio publicado en Frontiers in Neuroscience sugiere que el consumo de cafeína en momentos de alto cortisol puede afectar la consolidación de la memoria, dificultando el aprendizaje y el recuerdo a largo plazo.
Las pautas de consumo básicas para optimizar el efecto del café sobre nuestro organismo son las siguientes: