La carta de Ónega al sentido común: "Después de tanta literatura, se aparca el cambio penal de los delitos de sedición y rebelión"
Fernando Ónega dirige su carta en La Brújula al sentido común.
Y buenas noches, sentido común. Ya sabes lo que el pueblo llano decimos de ti: que eres el menos común de los sentidos. Por eso, cuando apareces y das señales de vida, se te saluda con alborozo, como algo que hay que celebrar. Y cuando asomas en el escenario político o te usa algún gobernante, te saludamos como la gozosa excepción, bondadosa y gratificante.
Hoy tuviste ese asomo, sentido común. Me pareció verte en la figura del ministro de la Presidencia, don Félix Bolaños, cuando anunció el calendario legislativo, 144 leyes y decretos antes de fin de año, y no encontró hueco para la reforma del Código Penal. Se aparca y se retrasa el cambio penal de los delitos de sedición y rebelión. Después de tanta literatura y tanto esfuerzo divulgador del anterior equipo, ha dejado de ser una prioridad, dijo el ministro.
La prioridad, sentido común, es la recuperación económica. Preparemos las manos del aplauso, porque por fin el gobierno se deja de ocurrencias y piensa como la mayoría de los españoles. Las vacaciones han sentado bien a Sus Excelencias, que marcan territorio ante la próxima reunión de la Mesa de Diálogo. Es como si José Félix Tezanos hubiese hecho una encuesta que dejó este mensaje: diga usted por La Moncloa que la gente está por el precio de la luz y por el empleo y por el salario mínimo y por las pensiones y no por trucos leguleyos para aplacar, pero también animar, a independentistas.
Es como si los gobernantes hubieran salido por la calle, hubieran pasado tardes en los chiringuitos, y los bañistas les hubieran preguntado por la economía, pero no escucharon ningún clamor reclamando la reducción de penas de sediciosos y rebeldes.
Y es como si les hubiera entrado un ataque de lógica: ¿qui prodest? ¿A quién beneficia esa reducción de penas? Y no hacen falta tres jueces en el Consejo para llegar a la conclusión sabida de antemano: una vez concedidos los indultos, solo beneficia a los fugados de la Justicia. Solo permitiría que el huido Puigdemont terminase de rositas su escapada y apareciese después de la reforma, aclamado por sus fieles y llevado en andas a la presidencia de la Generalitat. Por eso te escribo y te saludo, sentido común. Has vuelto al Consejo de Ministros. Has vuelto a donde tienes que estar.