CASO SIN RESOLVER

Esta joven pareja desapareció tras quedar con sus amigos en un bar: años después el misterio se ha intensificado

La desaparición repentina de una pareja tras una noche en Filadelfia hace 20 años sigue siendo un misterio que ha destrozado a dos familias y desconcertado incluso al FBI.

Alejandro Hergon

Madrid |

Esta joven pareja desapareció tras quedar con sus amigos en un bar: años después el misterio se ha intensificado
Esta joven pareja desapareció tras quedar con sus amigos en un bar: años después el misterio se ha intensificado | FBI

El domingo siguiente a aquella fatídica noche prometía ser tranquilo para Richard Petrone Jr., de 35 años. Aficionado a las carreras, tenía previsto pasar la mañana pegado al televisor, disfrutando de las 500 Millas de Daytona en su apartamento a las afueras de Filadelfia. Sin embargo, una llamada que nunca fue contestada desató la angustia de su madre, Marge Petrone. Su hijo, siempre atento al teléfono, no respondía. La llamada se desviaba directamente al buzón de voz, Richard nunca dejaría de responder a su madre y si fuese así llamaría de vuelta al instante.

Richard había pasado la noche anterior con Danielle Imbo, de 34 años, su novia con la que mantenía una especia de “rollete”. Ambos provenían de familias italianas muy unidas y tenían rutinas y responsabilidades que hacían impensable una ausencia sin explicación.

La última vez que se les vio juntos fue saliendo del Bar Abilene, en la South Street de Filadelfia, poco antes de la medianoche. La Dodge Dakota negra de 2001 (una camioneta pick up) de Richard estaba aparcada en la calle. Y de repente, Richard, Danielle y su camioneta desaparecieron sin dejar el menor rastro.

Vito Roselli, agente especial retirado del FBI y el primer investigador principal del caso, confirma la desconcertante falta de pruebas. Tras su salida del bar, no se halló ningún rastro forense. Las cámaras de los peajes cercanos no registraron el paso de la camioneta, y las tarjetas de crédito y cuentas bancarias de la pareja permanecieron inexplicablemente inactivas.

Para las autoridades de Filadelfia y el FBI, el caso se convirtió en un frustrante enigma. ¿Cómo es posible que dos personas adultas y un vehículo se desvanecieran en el aire sin dejar la más mínima señal?

Una herida abierta dos décadas después

Veinte años después de aquella noche, el hermano de Danielle, John Ottobre, confiesa que la falta de respuestas le sigue atormentando. Describe la sensación como “estar perdido en un inmenso campo de nieve virgen, sin huellas que guíen su camino. La incertidumbre lo consume, llevándolo a oscuros escenarios donde se pregunta por los últimos momentos de su hermana, si sintió miedo o si pidió ayuda”.

Pensamientos similares los tiene Marge Petrone, su voz aún tiembla al preguntarse dónde está su hijo, qué le hicieron y si sufrió. La tragedia inicial que unió a ambas familias en la búsqueda de respuestas se ha transformado con el tiempo en un laberinto de sospechas, acusaciones y una dolorosa fractura en su relación. Todo por un misterio que desafía cualquier explicación sencilla.

Una noche de música y cervezas que terminó en silencio

La noche del 19 de febrero de 2005 comenzó como una salida en South Street. Richard y Danielle se encontraron con sus amigos alrededor de las nueve de la noche, disfrutando de cervezas y música en directo, a pesar de las bajas temperaturas. Richard llevaba puesta una sudadera gris, vaqueros azules y deportivas, mientras que Danielle llevaba vaqueros, una chaqueta oscura y un bolso negro, según el informe del FBI.

Los planes para la mañana siguiente eran sencillos: Richard dejaría a Danielle en su apartamento en Mount Laurel, Nueva Jersey, y regresaría al suyo en Ardmore, un suburbio de Filadelfia, para ver el NASCAR. Mount Laurel se encuentra a unos 24 kilómetros del centro de Filadelfia, al otro lado del río Delaware.

La primera señal de que algo no iba bien llegó al día siguiente, cuando Danielle no se presentó a una cita en la peluquería, un comportamiento totalmente extraño en ella. La preocupación se incrementó cuando el padre de su hijo intentó dejar al niño por la tarde y no la encontró en casa. A pesar de estar separados y en medio de un divorcio complicado, su hermano asegura que Danielle jamás pondría en riesgo la custodia de su hijo. La ausencia era inexplicable y alarmante.

No se irían sin decir adiós

Nadie cercano a Richard y Danielle cree que planearan desaparecer y comenzar una nueva vida en otro lugar. Ambos tenían hijos pequeños a los que querían mucho: una niña y una adolescente, respectivamente. Sus familias insisten en que nunca los abandonarían sin decir adiós.

El agente especial del FBI Philip Blessington, quien tomó el mando en la investigación al cumplirse el 20 aniversario de la desaparición, recalca el profundo amor de Danielle por su hijo, cuyo mayor sueño era poder comprar una casa con jardín para que el niño jugara. Richard, por su parte, era descrito por la madre como un padre ejemplar, totalmente involucrado en la vida de su hija.

Compartían además una pasión por la música en directo. Danielle, gerente de préstamos hipotecarios entre semana, lideraba una banda pop llamada "School Boys" los fines de semana. Richard era un ferviente admirador de Bruce Springsteen, algo que compartía desde niño con su padre. En el momento de su desaparición, Richard trabajaba en la pastelería familiar, donde demostraba un talento excepcional para crear tartas.

¿Un ajuste de cuentas? Las teorías que no cuajaron

Para los investigadores, la pregunta persistía: ¿se trataba de un asesinato con motivaciones mafiosas? Vito Roselli, el investigador inicial, confiesa que este caso sigue siendo una espina clavada. Siempre creyó que la pareja fue víctima de un crimen, pero jamás imaginó que la búsqueda se alargaría durante tanto tiempo.

Se exploraron diversas teorías: desde un complot de la mafia siciliana hasta un ataque de una banda de motociclistas o un simple crimen de oportunidad. Se investigaron conexiones con otros crímenes cercanos, como el asesinato de un exlíder de un club de motociclistas, cuyo vehículo también desapareció. Sin embargo, no se encontraron vínculos entre Danielle y Richard y estos otros hechos.

También se investigó a sospechosos en otros casos, como Robert Carey, presunto líder de una red de venta de medicamentos, quien se suicidó sin confesar el crimen de la pareja. Otro delincuente convicto afirmó tener información, pero las excavaciones en su propiedad no dieron resultados. La teoría de un ataque de la mafia también se investigó a partir de información fragmentada, pero sin pruebas suficientes para realizar arrestos.

Roselli, aunque tiene una teoría personal sobre lo ocurrido, se niega a revelarla, insistiendo en que la investigación sigue activa. La frustración de "saber" pero no poder "demostrar" es palpable en sus palabras.

Un muro de silencio y esperanza persistente

El FBI afirma haber realizado cerca de 300 entrevistas y rastreado pistas en varios estados, incluso informes de avistamientos que resultaron ser falsos. La tecnología de la época no ofrecía las mismas herramientas que hoy en día, lo que limitó la investigación. La falta de pruebas físicas también ha dificultado el avance, a pesar de los avances en ciencia forense.

Roselli está convencido de que más de una persona estuvo involucrada en la desaparición, dada la ausencia total de rastro de la pareja y la camioneta. El FBI cree firmemente que, al menos, alguien del sur de Filadelfia debe tener información crucial y ofrece una recompensa por ella, pidiendo a aquellos con valor a romper el silencio.

La tragedia inicial que unió a las familias se agrió con el tiempo, dando paso a acusaciones mutuas y una dolorosa ruptura. El hermano de Danielle no descarta la posible implicación de Richard, mientras que la madre de Richard niega rotundamente cualquier vínculo de su hijo con actividades ilícitas. Las disputas familiares complicaron aún más la investigación en sus primeras etapas, con la difusión de teorías en redes sociales que desviaron la atención de los investigadores.

A pesar del dolor y la frustración, la esperanza de obtener respuestas sigue viva. Marge Petrone, a sus 77 años, reza por vivir lo suficiente para ver justicia. El hermano de Danielle aún se sobresalta al ver camiones oscuros, un recordatorio constante de la perdida. Todos quieren respuestas que de momento no se han encontrado.