La UCLM entra en el equipo investigador de las excavaciones arqueológicas de una villa romana en Sicilia.
El yacimiento fue declarado Patrimonio Mundial de la UNESCO en 1997 y se encuentra en Piazza Armerina, Sicilia, Italia.
La Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM) forma parte por primera vez en su historia del equipo docente e investigador de una de las grandes joyas romanas: la villa romana del Casale, en Piazza Armerina (Italia). El profesor de Arqueología e Historia Antigua en la Facultad de Ciencias de la Educación y Humanidades del campus de Cuenca, Miguel Ángel Valero, ya ha realizado las primeras excavaciones en este complejo de mosaicos espectaculares y únicos en el mundo. La villa fue declarada Patrimonio Mundial por la Unesco en el año 1997.
Valero acudió a Piazza Armerina para realizar las primeras actuaciones arqueológicas con la huella de la UCLM hace un par de semanas. La dirección del equipo docente e investigador pertenece a la Universidad de Bolonia, responsable de las excavaciones en la villa durante los próximos cuatro años. Valero estima que regresará al yacimiento en junio de 2025.
"He llegado yo este primer año para formar parte del equipo y el año que viene, si no pasa nada, tendremos la oportunidad de llevar a los estudiantes a formarse en el yacimiento por excelencia", ha indicado Miguel Ángel Valero. "Dentro del mundo tardo-antiguo es la villa romana con mayor cantidad de mosaicos figurativos. Y, además, el estado de conservación es tan bueno que permite analizar todo el lapso de tiempo desde el siglo I a. C. hasta el siglo X d. C., porque tiene una ocupación interrumpida pero muy prolongada", ha añadido Valero.
Esta nueva andadura arqueológica permitirá la asistencia de alumnado de la UCLM a través del programa Erasmus, fomentando la internacionalización del estudiantado, que podrá realizar trabajos de campo en el yacimiento siciliano, con 3.500 metros cuadrados de superficie repartidos en 49 salas. Serán testigos de la calidad de sus mosaicos, en un perfecto estado de conservación gracias a una capa de barro bajo la que quedaron sepultados y que ha actuado como una cápsula del tiempo.