Monólogo de Alsina: "Dentro de una semana casi nadie se acordará de Isidro y Jorge"
Dentro de una semana ninguno nos acordaremos ni de Jorge y ni de Isidro. Los recordarán sus familias, golpeadas por la muerte y por la ausencia en vísperas de las fiestas navideñas. Tiene razón el hermano de Jorge, Rafael, no nos acordaremos los medios y no se acordarán los dirigentes políticos porque, para entonces, ya estaremos todos en otra cosa, en la digestión del resultado de las urnas y las hipótesis sobre quién conseguirá apoyos suficientes para la investidura.
El viernes nos mataron a dos españoles en Kabul. Jorge García Tudela, subinspector de policía asesinado con un coche bomba, e Isidro Gabino Sanmartín, policía antidisturbios también asesinado, a tiros. En un país, Afganistán, que sigue en guerra once años después de la caída del régimen talibán que se alió con Osama Bin Laden. “Mi hermano”, dice Rafael en la carta pública que difundió ayer, “mi hermano murió asesinado por una barbarie contraria a todo lo que en él creía, defendiendo las libertades y los derechos de aquellos que quieren arrebatárnoslas”.
Isidro era padre de tres críos, Jorge de dos. Y como eran policías, y como estaban en Kabul —-acto de servicio—- su muerte no ha movido a institución alguna a convocar ni una concentración de repulsa, ni un homenaje, ni un acto institucional más allá de reunir el pacto antiyihadista o guardar un minuto de silencio en los mítines…antes de lanzarse a mitinear.
El pacto se reunió el sábado sólo para compartir información y evitar así que algún partido aprovechara los errores informativos del gobierno en la tarde del viernes para sugerir que éste intentó distorsionar los hechos para evitarse un contratiempo electoral. Todas las reacciones de los partidos, y del propio gobiernos, al asesinato de dos de los nuestros han estado determinadas por esta circunstancia, que hay elecciones el domingo que viene. Los talibanes, yihadistas locales, han sido capaces de atentar en el corazón de Kabul tres días después de asaltar el aeropuerto de Kandahar y aquí todo el empeño consiste en establecer si el atentado era expresamente contra España o sólo nos afectó de rebote. Como si éste fuera el elemento esencial, si iba contra nosotros o contra otros. Como si aún no nos hubiéramos enterado —-van once años— de que para los talibanes todos los países que la hicimos la guerra al mulá Omar somos lo mismo, como para los del Daesh todo el que no aplauda su califato criminal es infiel y por tanto, enemigo.
En un avión Hércules trasladarán los policías de nuestra embajada en Kabul los cuerpos de sus dos compañeros, Gabino Sanmartín y García Tudela. Víctimas españolas del yihadismo talibán.
En diez horas estas dos personas se sentarán una frente a la otra, a metro y medio de distancia y ambos lados de una mesa blanca. El cara a cara de estas elecciones de 2015 tiene la puesta en escena tradicional, presidente y aspirante sentados con Manuel Campo Vidal, quién si no, entre ellos. La academia de la televisión, organizadora del debate entre los dos grandes partidos —-bueno, los que hasta ahora han sido los dos grandes—- promete que esta vez el formato será menos rígido y encorsetado que en los viejos tiempos. Ojalá.
Llegan a esta última gran emisión televisiva de la campaña —-a las diez de la noche en Onda Cero y las televisiones de Atresmedia—- con Rajoy aspirando a superar el domingo el 30% de los votos (en 2011 rozó el 45 %) y con Sánchez peleando no la primera plaza sino la segunda. Eso dice la mayoría de las encuestas, que el PP está primero, y afianzando su ventaja en la primera semana de campaña, y que el PSOE está segundo pero con el aliento en la nuca de Ciudadanos.
Cara a cara. Encuestas. A mediodía conoceremos la de Antena 3, el barómetro semanal que ha ido reflejando los movimientos en la intención de voto durante la precampaña.El País. Caen PSOE y Ciudadanos. Mejoran PP y Podemos. Los morados, sobre todo, en Cataluña en coalición con la plataforma de Ada Colau. A los de Rivera se les está haciendo larga. Iglesias puede que acabe diciendo lo de Felipe, que le ha faltado una semana más.
En Francia la segunda vuelta ha servido para frenar a la señora Le Pen, la ultraderecha. Diez puntos más de participación y el trasvase de voto de izquierdas a las candidaturas del partido conservador de Sarkozy han relegado al Frente Nacional a la condición de partido de oposicion en las seis regiones donde ganó la primera vuelta. En ninguna de ellas gobernará el que originalmente fue el más votado. Seis millones seiscientos mil franceses han votado al Frente Nacional.