Marta García Aller: "Si la violencia no cesa, el baño de sangre en la región va a ser aún más horrible"
Marta García Aller reflexiona sobre la guerra en Gaza entre Israel y Hamas, un conflicto que en poco más de 24 horas ha dejado más de 1100 muertos israelíes y palestinos, la mayoría civiles.
Fue mientras bailaban, poco después del amanecer. En un festival de música a pocos kilómetros de la frontera con Gaza. Los cohetes empezaron a aparecer en el cielo. De pronto, el caos. Las crónicas hablan de masacre. De cadáveres por todas partes. Los jóvenes que minutos antes bailaban de pronto se escondían entre los arbustos para evitar ser acribillados por los disparos que sonaban por todas partes. Muchos de los asistentes al festival siguen desaparecidos.
Y las cifras de muertos han aumentado a lo largo de todo el fin de semana. De la rave han retirado ya 260 cadáveres. Los terroristas que se infiltraron el sábado desde la Franja de Gaza han matado y secuestrado civiles no solo en el festival, también en sus casas, en sus coches y andando por la calle.
Más de 700 israelíes han sido asesinados desde que Hamás lanzó este ataque a gran escala y por sorpresa, el mayor en medio siglo. Y los terroristas mantienen secuestrados más de 150 rehenes. Entre ellos hay niños también. Hamas ha dicho que no hará distinción entre hombres, mujeres y niños.
Los secuestrados y desaparecidos son sobre todo israelíes pero también hay británicos, estadounidenses y mexicanos. Hay brasileños, franceses, tailandeses y ucranianos. Nepalíes e irlandeses.
En respuesta al horror, el Gobierno israelí ha declarado la guerra y ha lanzado ataques aéreos contra Gaza que suman ya más de 400 palestinos muertos. Muchos son niños también. Según la ONU, más de 150.000 palestinos han tenido que abandonar sus casas desde que el sábado empezaron los ataques aéreos en Gaza.
En poco más de 24 horas, más de 1100 muertos israelíes y palestinos, la mayoría civiles. Esto no ha hecho más que empezar. Bueno, recomenzar. La condena internacional a los ataques de Hamas es casi unánime. También se multiplican los llamamientos al cese de la violencia, de momento sin éxito. Entre tanto, los gazatíes no tienen dónde refugiarse ni electricidad ni víveres. Las familias israelíes siguen suplicando por la liberación de sus familiares secuestrados por Hamas. Todos lloran sus muertos. Todos temen más.
¿Moraleja?
Si la violencia no cesa lo antes posible, el baño de sangre en la región va a ser aún más horrible.