Marta García Aller: "Al Gobierno no le gusta que Bruselas pida explicaciones, pero es uno de Bruselas quien pone las condiciones"
Marta García Aller reflexiona en 'Más de uno' sobre la respuesta del Gobierno a la petición de explicaciones por parte de Bruselas sobre la ley de amnistía.
La Comisión Europea ha pedido explicaciones al Gobierno sobre la ley de amnistía. En Bruselas quieren saber qué se cuece. Aquí, también.
La reacción del Gobierno no podemos decir que sea sorprendente, pero es interesante. Qué hacen pidiéndonos explicaciones de un texto que no se conoce todavía y que corresponde a los grupos parlamentarios, al menos en teoría.
Ese argumento de criticar las críticas a la amnistía porque su texto no se conoce todavía podía tener sentido allá por septiembre. Puede que en octubre todavía colara. ¡Pero es que estamos en noviembre! Y todavía no sabemos nada. A ver si hoy.
Es un poco raro que el argumento para no dar explicaciones es que no se ha explicado nada todavía:
- No, oiga, qué lo que le estamos pidiendo es que se explique mejor.
- No, no, no hace falta explicar nada porque aún no he dado explicaciones.
Es una tautología absurda. Pero está funcionando bastante mejor de lo que podría esperarse de semejante perogrullada.
El Gobierno insiste en que no deberíamos opinar de algo que no se conoce, salvo que sea a favor. Entonces, si es a favor, no le parece mal que opinemos. Si el problema es opinar de algo que no se conoce sería más coherente que salieran a criticar también a quienes sí apoyan la amnistía. Que criticaran también los halagos y los actos de fe que ven un manantial de convivencia brotando de un texto legal que tampoco conocen. Ojalá dijeran a la gente que apoya la amnistía: no, hombre, no, no, mujer, no te vengas arriba que aún no conoces el texto. ¿Cómo va a saber usted que esta ley es lo que Cataluña necesita si aún no la conoce?
Cabe preguntarse qué hace Bruselas metiéndose en una ley española a medio hacer que compete al Congreso de los Diputados, pero cómo no preguntarnos entonces qué hace una ley española negociándose en un hotel belga con un señor que ni siquiera es diputado.
¿Moraleja? Al Gobierno no le gusta que Bruselas pida explicaciones, pero es uno de Bruselas quien pone las condiciones