El accidente de Chernóbil: silencio informativo y consecuencias psicológicas
Hace 35 años tuvo lugar en Ucrania una de las peores catástrofes nucleares que el mundo ha vivido: el conocido accidente de Chernóbil. Para conocer más sobre los entresijos de esta catástrofe, hablamos con Alfredo Pena-Vega, profesor de la Escuela de Altos Estudios Sociales de París y autor del libro 'Chernóbil, catástrofe ecológica y tragedia humanitaria'.
Hace 35 años el mundo se vio sacudido por una catástrofe nuclear, la peor de la historia, en la madrugada del 26 de abril. Pasaban 23 minutos y 58 segundos de la una de la madrugada cuando una serie de explosiones destruyeron el reactor número 4 de una Central Nuclear de Ucrania, a 18 km de la ciudad de Chernóbil y a 17 km de la frontera con Bielorrusia.
Para conocer más sobre este desastre, hablamos con un experto en la materia, el sociólogo Alfredo Pena-Vega, profesor de la Escuela de Altos Estudios Sociales de París y autor del libro 'Chernóbil, catástrofe ecológica y tragedia humanitaria'.
Silencio informativo en Chernóbil
Nos cuenta que en este tipo de accidentes nucleares, hay varias cosas que son comunes, como la administración de la crisis por parte de los Gobiernos, que mantienen un silencio informativo porque no quieren que la población sepa de la gravedad del problema, al igual que ocurrió en Palomares o en Fukushima.
Asegura que el de Chernóbil fue uno de los grandes crímenes cometidos, porque se escondió la dimensión de la crisis durante mucho tiempo, prácticamente desde el 26 de abril –noche en la que tuvo lugar la explosión– hasta el día 3 o 4 de mayo. "Lo que había sucedido era ya algo trágico y, sin embargo, los habitantes de esa región no sabían nada y estaban viviendo normalmente, sin ningún tipo de protección", comenta.
El sociólogo admite que es un problema que muchos gobiernos no hayan querido confesar que ha tenido lugar una crisis nuclear y admite que, si ahora tuviera lugar una, se actuaría igual que se hizo en su momento, negando y mintiendo porque "no ha cambiado nada". "Esta es una tragedia muy grande", explica, y añade que "hay un negacionismo que es totalmente inadecuado para el siglo XXI". Dice que, aunque las autoridades tratan de obviar los problemas de la contaminación o hablan de que se han superado, considera que esto hay que verificarlo con equipos autónomos e independientes que analicen el área y asegura que "Chernóbil no se ha acabado, sino que continúa vivo".
Consecuencias psicológicas de las víctimas de Chernóbil
Alfredo Pena-Vega habla de sus investigaciones alrededor del accidente, que en el que lleva trabajando más de 25 años. Comenta que han incluido diferentes dimensiones para llegar a todos los ámbitos, como las repercusiones sociales, políticas, económicas e incluso sanitarias, pues durante los 25 años posteriores al accidente perdieron la vida entre 40.000 y 90.000 personas. Además, tuvieron lugar miles de casos de cáncer, malformaciones, problemas pulmonares, etc.
Uno de los aspectos más revolucionarios de este estudio es el de las consecuencias psicológicas de las viudas de los liquidadores –bomberos, trabajadores y científicos que estuvieron allí para limpiar el techo del reactor implosionado– para conocer el verdadero impacto real del desastre nuclear en la región. Pena-Vega explica que focalizaron sus análisis en la parte más subjetiva del ser humano, que son sus sueños, porque para su equipo era importanre comparar "lo real y lo subjetivo". Por ello, pidieron a un grupo de personas, casi todo mujeres y el 90% viudas, que habían perdido a sus maridos a causa de las enfermedades de la catástrofe, y les pidieron que contaran sus sueños durante un tiempo. Gracias a ello, han descubierto que todas ellas comparten recuerdos comunes sobre ese momento.