Investigadores españoles llevan semillas de tomates, cebollas, judías, berzas o borraja al Banco Mundial de Semillas
El Banco de Svalbard, un búnker subterráneo ubicado en una isla noruega, acoge desde 2008 semillas procedentes de todo el mundo para salvar la biodiversidad. España acaba de aportar 42 especies más, sobre todo hortícolas, representantes de nuestra variedad agraria.
Madrid |
En el último pack del Centro Nacional de Investigaciones Científicas se han incluido semillas de 42 especies. Entre ellas destacan 33 variedades de tomate, 23 de judías y algunas variedades de trigo. El envío lleva además simiente de berzas, acelgas, espinacas, lechugas, cebollas, pimientos y verduras tan propias de nuestro país como la borraja o el cardo.
Son semillas que transportan hasta noruega investigadores españoles del CSIC que lleva aportando material al llamado "banco del fin del mundo" desde 2022. El objetivo de España es contar con al menos una copia en Svalbard del 40% del material que se almacena en España, en el Centro de Recursos Fitogenéticos del Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria de Alcalá de Henares. Las semillas depositadas en el almacén español proceden del programa nacional de conservación, llegan de todo el territorio nacional y suponen una reserva para proteger la biodiversidad de cualquier tipo de catástrofe.
Ya hay miles de semillas españolas alojadas en Svalbard
Esas semillas son copias de las colecciones activas que se conservan en los 15 bancos de semillas distribuidos por la geografía española. Todos con el objetivo de proteger las especies de cruces, mezclas o alteraciones genéticas. España ha depositado ya en el banco noruego 94 variedades de tomate y 225 de judías.
Es el mismo espíritu con el que trabaja el banco de Svalbard, creado en 2008 para salvaguardar los cultivos del mundo. Se ubica en una isla del archipiélago nórdico dependiente de Noruega situada en el Polo Norte. Es un búnker formado por tres almacenes con una extensión de más de mil metros cuadrados que alberga ya más de 1,2 millones de muestras de diferentes cultivos.
Por su ubicación, el suelo está permanentemente congelado, lo que permite que las semillas estén a bajas temperaturas incluso sin la refrigeración adicional que mantiene las instalaciones a -18ºC. Por capacidad, compromiso internacional y funcionamiento, constituye la mayor colección de la agrobiodiversidad mundial.
Svalbard permite la investigación con las semillas
El banco de Svalbard trabaja además intensamente en investigación, poniendo las semillas a disposición de agricultores para estudiar características de las plantas como el sabor, color, capacidad de adaptación al cambio climático o resistencia a las plagas.
Cada muestra aportada es, físicamente, una bolsa de aluminio sellada herméticamente con un contenido de 500 semillas. La capacidad del banco es de aproximadamente 4,5 millones de muestras.
Los almacenes que las albergan están construidos a prueba de catástrofes como terremotos, erupciones volcánicas y radiación solar. Está configurado como el protector de la biodiversidad mundial de forma que pueda hallarse en sus fondos una muestra de semillas de una planta que pueda extinguirse.