Zaragoza | 02.03.2023 11:28
Las altas temperaturas que hemos tenido en los últimos meses hacen que se haya acelerado el ciclo de la procesionaria y que ya esté presente en muchos montes y poblaciones aragonesas. Natalia Arnal, vocal de la Junta de Gobierno del Colegio de Veterinarios de Zaragoza, explica que el problema no es la oruga sino los pelos que tiene que albergan toxinas que les provocan reacciones a las personas y también a los animales.
En las clínicas se atiende, sobre todo a perros que, por curiosidad, se acercan a ellas para olerlas y, en alguna ocasión se las comen. En este momento es importante actuar con rapidez y acudir al veterinario. Algunos de los síntomas por los que se puede intuir que las mascotas han estado en contacto con la procesionaria:
Ante síntomas como estos, la doctora Arnal recomienda que se aparte al animal de la zona en la que está la porcesionaria, darle agua templada para que se desactive la toxina y lavar sin frotar para que los pelos no se incrusten más en la mascota. Avisar al veterinario de confianza que les estará esperando con todo el material preparado
Es en los meses de septiembre y octubre cuando se puede actuar contra este insecto ya que es cuando las, en torno a 200 larvas, están en el nido. En invierno se alimentan y con las buenas temperaturas y, sobre todo, por el peso, las bolsas se rompen y la procesionaria desciende por los troncos en busca de un lugar donde esconderse para volver a aparecer como mariposa.