El Sevilla, que roza los puestos de descenso, juega mañana la ida de los octavos de la Liga Europa con el deseo de "pasar ronda" sin "escuchar las especulaciones" en torno a una posible destitución de Sampaoli, a quien "no molestas" esos rumores, pues está "igual que cuando tocó la racha de ganar varios partidos".
El técnico santafesino confesó que vino "acá porque tenía que volver por la manera en que" se marchó en 2017, con contrato en vigor, y subrayó que vino "para sumar", dando toda su "capacidad para que esto cambie", empeño en el que se va "a dejar la piel hasta el último momento".
"Me tocó venir para suplir a un buen entrenador (Julen Lopetegui) que estaba en una posición muy baja en la tabla. Fue uno de los mejores entrenadores del club pero tuvo que irse porque el fútbol no respalda, eso no existe. Ahora estamos a tres puntos del duodécimo, la mejoría transitoria que tuvimos en enero se tiene que consolidar", añadió Sampaoli.
El preparador sevillista conoce a "muchos jugadores del Fenerbahçe", su rival de mañana, de quienes destaca "su fuerza en la presión y la velocidad en la transición", además de que "tiene a dos delanteros de élite" como el ecuatoriano Enner Valencia y el belga Michy Batshauyi.
Jorge Sampaoli valoró la Liga Europa pese a la mala situación en Liga al aseverar que "el de mañana es un partido importante, como todos los que juega este club", por lo que espera disputar "con energía y libertad" porque "jugar con ansiedad es lo peor que le puede pasar a un equipo".
El entrenador argentino descartó la reaparición del defensor francés Loïc Badé, quien "estuvo hoy en trabajo parcial con el grupo" si bien "su vuelta está más vinculada al partido del domingo que para mañana", por lo que volverá a solucionar "los problemas" en el puesto de central "con jugadores que actúan en otras posiciones".