Sabino Méndez: "La expectativa, al fin y al cabo, es un sueño, algo que puede darse o no"
Nuestro sospechoso de domingo, Sabino Méndez, habla en Por fin no es lunes de la dicotomía que hay entre las expectativas y las exigencias referentes a la pertenencia a un grupo entre los seres humanos reflexivos y cómo pueden afectar las opiniones.
Nadie es perfecto, como dice una de las películas de Billy Wilder, pero a pesar de ello seguimos exigiendo de algunas personas que sean infalibles como dioses, y lo que es peor, si alcanzamos algún tipo de éxito esperamos de los demás que nos consideren perfectos, que nos aprecien incondicionalmente. ¿De dónde nace esta idea tan irreal?¿Por qué se repite una vez en el deporte o en el arte esa expectativa tan delirante?
Esto es posible que sea debido al síndrome de la valoración externa, un aspecto que recuerda al reciente caso de João Félix que llegó al Atlético de Madrid como una gran promesa y se ha ido cedido como si no hubiera cumplido las expectativas que, además, puede haber afectado al jugador resultando expulsado en su primer partido con una sanción añadida. La presión de la valoración externa es un punto que puede afectar mucho a los seres humanos por la presión de grupo que ejercen las opiniones, justas o injustas, de nuestro entorno.
Según dicen, esta característica que se produce en el grupo es un elemento diferenciador de los humanos, como seres sociales, respecto a los animales. Según Sabino Méndez, no esta de acuerdo con este razonamiento porque "en el resto de la naturaleza hay montones de ejemplos de organizarse en comunidades", además "es como si la lógica de la naturaleza nos estuviera hablando constantemente de una paradoja, es decir, de los beneficios estrictamente individuales que se puede obtener de vivir en grupo", refiriéndose a conseguir algo de manera individual mediante la organización en grupo (como la caza en las manadas de lobos).
"En realidad, las especies, son comunidades que replican y comparten un mismo núcleo celular" afirma Sabino Méndez. La diferencia entre los seres humanos y el resto de especies que habitan la biosfera sería la "reflexión", y "esa reflexión, al tener conciencia de su propia organización social, provoca efectos secundarios en su voluntad", es decir, el ser humano sabe que se está organizando socialmente y además es consciente de que lo sabe, a diferencia de otras especies.
Sin embargo, en referencia de la valoración externa, los más afectados son figuras públicas como los artistas y futbolistas. Bajo las miradas ajenas, asegura, "cuando un artista resulta muy bueno o muy popular empieza a crear en el entorno una exigencia, una esperanza, una expectativa de que siempre sea así" y "en el deporte esto se agravaría por el hecho de las desorbitadas cantidades de dinero que se pagan por fichar a un deportista de élite para un quipo puntero". Por eso, muchas veces necesitan una gran cantidad de fuerza mental "no solo para las derrotas sino para resistir toda esa presión de la valoración externa que, en el caso de los deportistas, puede ser asfixiante".
Por ello, para finalizar, propone una diferencia entre las expectativas y las exigencias, "esto de las expectativas de cualquier organización social va en los dos sentidos, puede llegar a afectarte tanto que si cumples, en el mejor de los casos, esas expectativas pueden endiosarte tanto que tu arrogancia acabe siendo indigerible para el propio público" pero "no tenemos ningún derecho" ante la exigencia porque "la expectativa, al fin y al cabo, es un sueño, algo que puede darse o no".