ESTADOS UNIDOS

Estas son las medidas de Donald Trump que más afectan a España

El regreso de Donald Trump a la Casa Blanca supone un cambio radical en la política de Estados Unidos, y, en el ámbito internacional, su victoria coincide con un momento muy delicado para la Unión Europea.

Toma de posesión de Donald Trump, en directo: sigue el discurso del nuevo presidente de EEUU

Tres décadas de investiduras en Estados Unidos: de Bill Clinton a Donald Trump

Albares, sobre la relación del Gobierno con la administración Trump: "No hay inconveniente en tener la mejor posible"

ondacero.es

Madrid |

Donald Trump | EFE

El mundo entero observa estos días con gran expectación el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca. Su victoria en las elecciones presidenciales del pasado 5 de noviembre, implica una ruptura total con la agenda y estrategia del anterior gabinete de Joe Biden.

Si cumple lo prometido en campaña, los cambios más drásticos se llevarán a cabo en el ámbito económico y en política migratoria, pero también habrá cambios en sectores clave como la seguridad, el medio ambiente y la tecnología.

A nivel internacional, la presidencia de Trump pilla a la Unión Europea en un momento muy delicado, inmersa en una profunda crisis económica y con los liderazgos de las potencias tradicionales, como Francia y Alemania, debilitados. Además, el auge de la extrema derecha ha provocado una división nunca antes vista en el Parlamento Europeo.

Consecuencias económicas

Una política arancelaria más dura en EE. UU. sería especialmente perjudicial para las exportaciones españolas, ya que Trump ha propuesto un arancel del 10% a todas las importaciones, lo cual puede afectar a las aproximadamente 28.000 empresas españolas que exportan al país norteamericano.

El sector automotriz, que constituye el 10% del PIB español y depende en gran medida del comercio con EE. UU., sería particularmente vulnerable, así como las exportaciones de productos de consumo y lujo.

Si se confirman las intenciones de Trump, este giro proteccionista podría obligar a España a fortalecer sus lazos comerciales con otros mercados emergentes, como América Latina y África, en un esfuerzo por diversificar sus destinos de exportación.

En un hipotético contexto de distanciamiento de EE. UU., la Unión Europea también podría verse impulsada a desarrollar una defensa europea autónoma. España, como país clave de la OTAN, podría beneficiarse si las necesidades de defensa europea generan demanda en su industria armamentística.

Seguridad y política exterior

Uno de los cambios potencialmente más delicados para Europa sería una reducción del compromiso de EE. UU. con la OTAN. Trump ya ha criticado la alianza, y su postura podría llevar a una menor presencia militar estadounidense en el continente europeo, lo que aumentaría la vulnerabilidad de Europa ante amenazas globales. Esto requeriría que España y sus socios europeos asuman mayores responsabilidades de defensa y seguridad, presionando a los gobiernos a aumentar su gasto en defensa.

Otro tema “caliente” es Rusia, porque Trump ha mostrado en el pasado una postura más conciliadora hacia el Kremlin, lo que podría alterar el equilibrio geopolítico en Europa y provocar cambios en la política de sanciones de la UE. Para España, que mantiene relaciones tanto con Estados Unidos como con Rusia, esta situación podría exigir una revisión de su postura en el marco europeo y una mayor coordinación con sus socios de la Unión Europea.

La relación con Oriente Medio, una región de gran importancia para los intereses estratégicos y energéticos de nuestro país, también está en juego. Si Trump decidiera modificar su postura en esta región, España podría verse afectada, especialmente en lo que respecta a la estabilidad del Mediterráneo y las rutas comerciales.

Cambio climático y medio ambiente

Una nueva administración Trump podría obstaculizar los esfuerzos globales contra el cambio climático al desvincular a EE. UU. del Acuerdo de París, lo que dificultaría la cooperación internacional en este ámbito. Además, si Trump vuelve a priorizar los combustibles fósiles sobre las energías renovables, Europa tendría que fortalecer sus políticas internas para compensar la falta de apoyo estadounidense.

Para España, este contexto también presenta una oportunidad: consolidarse como un líder europeo en energías renovables. Las empresas españolas, que ya destacan en los sectores eólico y solar, podrían verse favorecidas en un contexto europeo de creciente demanda de soluciones energéticas más sostenibles.

Política migratoria y relaciones culturales

Endurecer las políticas migratorias ha sido una de las promesas clave de la campaña de Trump, y de cumplirla, podría afectar a los ciudadanos españoles que viven en EE. UU. y a aquellos que aspiran a trabajar o estudiar allí. La retórica migratoria de Trump podría influir también en Europa, impulsando políticas más restrictivas en países del continente.

Estas políticas más restrictivas podrían limitar los intercambios académicos y culturales, lo que tendría un impacto indirecto en el turismo y en las relaciones interpersonales, disminuyendo el flujo de estudiantes y profesionales entre ambos países.

Tecnología y regulación digital

Trump ha mostrado una postura de menor regulación hacia las grandes empresas tecnológicas, lo que podría impactar a las empresas españolas que operan o dependen de estas plataformas. Además, la regulación sobre privacidad de datos y ciberseguridad podría ser motivo de tensiones entre EE. UU. y la UE, afectando a empresas y usuarios en España, donde se aplican estrictas normativas de privacidad bajo el Reglamento General de Protección de Datos (RGPD).

Cooperación internacional y defensa

Un posible recorte de apoyo estadounidense a organizaciones internacionales, como Naciones Unidas y la OMS, podría debilitar proyectos globales en los que España participa activamente. La reducción de fondos de ayuda al desarrollo podría afectar a iniciativas internacionales que España apoya en regiones vulnerables.

En defensa, la administración Trump exigirá con casi total seguridad a los países de la OTAN que incrementen su gasto militar, lo cual supondría una presión adicional para España. Aunque este cambio podría suponer un desafío presupuestario, también podría incentivar una mayor inversión en el sector de defensa español, generando crecimiento y empleo en una industria con potencial de expansión en el mercado europeo.