España está infectada y no sólo de Covid-19. Resulta que ante una pandemia que nos está hiriendo gravemente en la salud y en la economía, sufrimos mezquindades partidistas, mentiras recurrentes y la utilización del caos para socavar instituciones o el sistema democrático surgido de la transición.
La política es imprescindible pero sobran, como hemos visto esta mañana en otra bochornosa sesión parlamentaria, todos los que chapotean felices en el caos y han convertido al poder Judicial o a la Monarquía en víctimas propiciatorias. La verdad, para preferir al Rey frente a algunos de nuestros próceres, no hay más que acudir a la formación, experiencia y saber estar de unos y de otro.