Lali, de Alcalá de Guadaíra, recuerda que cuando iba a visitar a su hijo en Barcelona, había en el Mercado de La Boquería un puesto de insectos: "Compraba grillos, cucarachas, gusanos y escorpiones metidos en chupa chups", cuenta.
Desde Madrid nos llama Fany, que es de Ecuador. Nos habla del 'cuy', que es como la cobaya "y está buenísimo". "Sabe parecido al conejo, pero mejor, y se hace con papas, lechuga, una buena cebolla, mucho arroz y picante", explica. Asegura que "es una cosa tan increíble que das la vida por un cuy".
Nos vamos ahora a Infiesto, en Asturias, para escuchar a Jorge. Dice que la primera vez que comió algo exótico fue en Camerún, donde probó los grillos, pero destaca sobre todo un viaje a Laos y Camboya. Allí comió "arañas grandes y gordas fritas", a su gusto muy buenas, y gusanos fritos y crujientes "tan buenos que para el viaje compramos varias bolsas". Ha probado también el embutido de elefante y la carne de avestruz, "la más rica que comí", asegura.
Y Amapola, mexicana afincada en Torrevieja, nos habla del gusano en el licor conocido como mezcal. Cuenta que "hay sal de ese gusano y también lo tomamos asado y frito, pero es muy caro". Y recuerda un vaje que hizo a China, donde probó ratas en estofado, "muy sabrosas", la víbora, "que sabe a pollo", y la medusa, pero esta última no le gustó demasiado: "Era aguada y sabía espantosa, horripilante", dice.