Mario de Granada cuenta que su mujer "es una pesadilla" como copiloto. "No puedo conducir ni cien metros, y ya me lleva un baile pataleando que parece que baila sevillanas", dice. Y añade que cuando se van de vacaciones y conduce él, sugiere a su esposa "que se vaya en autobús y yo me voy con la niña en coche".
Desde Madrid nos llama Sara para quejarse de que su marido "como copiloto no valía un pimiento". Recuerda que cuando viajaba con su suegro en taxi, él le iba enseñando las calles y luego cuando ella iba al volante la "dejaba vivir". "Pero con mi marido era horrible, porque iba todo el rato diciendo 'Que Dios nos asista', 'Que Dios nos proteja'", asegura.
Nos vamos a Rota, en Cádiz, para escuchar a Maite. Protesta porque "los hombres se manifiestan muy machistas con la conducción de las mujeres", y habla del caso de su marido. "Es imposible conducir con él, que si pon la mano aquí, que si mira, que si para...", explica. Y recuerda que en una ocasión, como no la dejaba manejar a ella, le echó "un mal de ojo y le dije que un día me iba a necesitar y yo no iba a coger el coche". Resultó que en ese mismo momento "fue a coger algo al maletero, se le cayó la puerta y se hizo una brecha". "Tuve que conducir yo, él se hacía el dormido pero me miraba de reojo", cuenta.
Y David, también de Madrid, nos cuenta una anécdota que le sucedió viajando con sus padres cuando era conductor novel. "Estábamos en un atasco y mi madre no paraba de decir frena, sepárate que te pegas mucho, tira que se te escapa...", dice, y destaca que en un momento dado, su padre no aguantó más "y tiró del freno de mano, se bajó del coche y gritó 'ahora conduces tú'". Añade además que luego fue todo el camino "echándoles la bronca" a sus padres "como si fueran dos niños pequeños".