Historia de María Casamayor, una historia de hace 300 años
María Casamayor es la autora del texto científico femenino más antiguo que se conserva en España. Cuando lo publicó, ella no tenía lo que hoy consideramos la mayoría de edad. Aquello fue en el siglo XVIII.
María Casamayor publicó un libro llamado Tyrocinio Arithmetico, instrucción de las cuatro reglas llanas. Y con aquel libro, el propósito de la escritora era facilitar el conocimiento de sumar, restar, multiplicar y dividir en un tiempo en el que casi todos eran analfabetos. Era tal el páramo educativo que cien años después de que María publicase ese libro, cien años después se hizo en España el primer censo de alfabetización, revelando el siguiente dato: cien años después de que María tratase de facilitar el acceso a las cuatro reglas, sólo el 2 por ciento de las mujeres en España sabía leer y escribir. Por eso, resulta tan llamativo que ella -con 17 años- lograse publicar un libro, un texto científico.
Existe una copia digitalizada que puede encontrarse en la web de la Biblioteca Nacional. Si se fijan en la portada verán que el nombre de la autora no aparece. Al menos no explícitamente. Para que su libro pudiera ser publicado tuvo que utilizar seudónimo, firmándolo con el nombre de Casandro Mamés de la Marca.
Casandro Mamés de La Marca y Araioa, que en verdad es un anagrama de 29 letras correspondientes al nombre completo de su autora: María Andresa Casamayor de La Coma. Fue un anagrama reivindicativo en la primera mitad del XVIII. Son las mismas letras en distinto orden.
Indagando en la historia de María Casamayor puede comprobarse cómo la vocación, la dedicación y la integridad son energías intensas, en ocasiones logrando ir más allá del cerco de las circunstancias adversas. María tuvo ocho hermanos. Y con ellos se educó, recibiendo clases en la propia casa de la familia. Su padre era un comerciante textil y un hombre ilustrado que quiso que todos sus hijos adquirieran una formación básica. María se educó en casa porque en aquella época una niña no iba a la escuela. Pero ni siquiera en su casa fue fácil para ella. Un día su padre sorprendió al bachiller que había contratado para que enseñara a sus hijos… le sorprendió a punto de golpear a María con una vara de cedro. Ella sostenía que la solución de un problema matemático difería de la que el bachiller pretendía enseñarles. Y tras la comprobación, era ella quien tenía razón.
María nació en Zaragoza hace ahora 300 años. Y estando ella en edad de aprender, fue cuando los escolapios se establecieron en el reino de Aragón predicando una enseñanza de calidad, gratuita y universal. Pero, María no entendía como si era universal, ella no asistir a aquellas escuelas tan modernas. ¿Es que las mujeres no forman parte del universo?… planteaba ella entre el sarcasmo y la retórica. Y sin embargo, quedándose al margen, fue capaz de aprender para enseñar. Para enseñar a todos y una de manera accesible las veredas del álgebra. No fue el único libro que María Casamayor escribió. Sabemos que el segundo se tituló ‘El para sí solo’, que es un libro perdido. Perdido entre el tiempo y el descuido.
María perdió pronto a su padre, un hombre que en el siglo XVIII dio libertad a su hija para decir lo que pensaba. Y para pensar en lo que creía: en los números.
María no se casó ni entró en la Iglesia. Trabajó en su vocación, rodeada de números e infancias. Y tuvo que trabajar casi toda su vida después de que tras la muerte de su padre su familia se arruinara. Tuvo que dejar de escribir aunque nunca dejara ni de aprender ni de enseñar.