O puede ser lo que más fue visible en los tres meses de gobernación: unos ministros en confuso tropel que dicen lo que se les ocurre y después se rectifica si hay que rectificar. De este gobierno se puede esperar lo más sublime y lo más ridículo. Mi opinión: los ministros pueden pensar lo que quieran, siempre que sea en privado.
Deben ser cautos ante los asuntos más serios que la sociedad tiene planteados. Y al final, deben hablar cuando tengan una política decidida. Y en este asunto de los presos no sé si tienen bien valorado lo que aportan a la dichosa empatía y lo que aportan a la causa republicana, porque el lazo amarillo es tan simbólico como la estelada.
Cuando uno habla de terminar la prisión provisional, otro de reducirla, otro de indulto, y un cuarto invoca los sentimientos humanitarios, es señal de que o están rondando el caos, o no saben lo que quieren, o quieren gobernar también esto desde el globo sonda. Y yo no descarto lo más utilitario: están mostrando una cara suave para pedir el voto independentista a los Presupuestos. El gobierno no puede presionar al fiscal como le pide Tardá, pero puede crear un ambiente de opinión pública. Creo que ese es el mensaje. Creo que esa es la intención.