Madrid | 11.03.2021 07:21
No lo tiene fácil. No lo tiene fácil por ella misma, porque hace nada consideraba irresponsable una moción de censura en este momento del país, y su partido cayó en esa irresponsabilidad. Tampoco lo tiene fácil en Madrid, donde pase lo que pase perderá una importante cuota de poder y, si hay elecciones, Ciudadanos puede ser arrasado por el tirón de Díaz Ayuso y el viento de cola que empuja a Vox.
Y, sobre todo, porque tiene desorientados a sus votantes, que no saben si Ciudadanos tiene una estrategia nacional o sufre un descontrol que le aboca a hacer una cosa en Murcia, la contraria en Andalucía y Castilla y León y provoca un tsunami en Madrid. Tampoco saben esos votantes si fue Arrimadas quien provocó lo de Murcia o fue quien paró el tsunami con el mantenimiento de los pactos en Andalucía, Castilla y León y el Ayuntamiento de Madrid.
Esa desinformación es letal para un partido, como se demostró en las elecciones generales del desastre de Albert Rivera. Es letal, porque el votante tiene que saber para qué vota, y ayer, con sus actuaciones distintas y contradictorias, entró en el terreno de la confusión y no vio más que un pequeño juego de tronos y sillones.
Ciudadanos puede sobrevivir si Inés Arrimadas comparece ante la opinión y explica dónde está, qué ocurrió y para qué ocurrió. Si no lo hace y su partido queda con una imagen de saltimbanqui desleal, lo pagará como se pagan los errores en política: sin la menor piedad ni compasión.