CON MARINA HERVÁS

Música y trabajo: Un repaso por la canción de acompañamiento y la de protesta

¿El trabajo es menos trabajo si se realiza cantando? Con Marina Hervás hablamos de cómo históricamente se han relacionado la música y el trabajo con ejemplos de canciones que acompañan las labores y otras de protesta, para reivindicar las duras condiciones laborales.

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Madrid |

El canto ha acompañado desde tiempos inmemoriales al trabajo. Podríamos rastrearlo incluso a los años previos a Cristo, pero por acotar un poco el asunto nos centramos en la música popular de nuestro país, como homenaje también a todas las personas que han hecho un importante esfuerzo por rescatar y recopilar la música de tradición oral.

Dentro de la música folclórica, y en concreto en lo que se refiere a las canciones que acompañan a trabajo, hay un importante legado oral. Muchas canciones se cantaban de manera, por así decir, espontánea y no ha sido hasta que no se ha considerado de interés científico que se han empezado a recopilar y analizar.

El primer registro de las canciones tradicionales

Fueron los románticos del siglo XIX quienes empezaron a prestar atención a estos cantos. Ya sabéis que en el movimiento romántico estaban fascinados con lo que se consideraba la vida “auténtica” del campo frente a la sensación de pérdida de arraigo en las grandes ciudades.

Poco a poco, más allá de esa mirada un tanto exótica, se comienzan a transcribir las canciones populares y, con la llegada del gramófono, empiezan también a grabarse. Gracias a ese trabajo, nada sencillo, tenemos bastante registro de las canciones tradicionales. No obstante, es importante remarcar que, dado el carácter oral, las canciones varían de zona en zona, así que recogerlas implica “congelar”, por así decir, su contexto y la versión concreta de la canción.

Un ejemplo de esto es la canción 'Dime, ¿dónde vas morena?', una canción de ronda, pícara. Cuando la escuchamos podemos imaginar a alguien que se asoma a las 2 de la mañana, ve a la “morena” y se cierra la chaquetilla y empieza a cotillear que adónde irá a esas horas.

Esta versión, recogida en Zamora hace casi 40 años, en 1985, por Pablo Madrid y José Manuel González Matellán, es, sin embargo, considerada por los cántabros como una especie de himno extraoficial. Se supone que 'Dime, ¿dónde vas morena?' es una canción cántabra y que fue la Sección Femenina la que la extendió por otras zonas. El caso es que en la versión típicamente cántabra se omiten, normalmente, los versos en los que se atosiga a la morena con preguntas.

Durante la Guerra Civil, las distintas fuentes a las que va la “morena” según dónde cante pasan a ser la cárcel de Oviedo. Vemos que melódicamente son muy parecidas pero que cambia la letra. En definitiva, este es uno de los grandes retos de la música de tradición oral. Entre ellos, también está la música que acompañan desde hace cientos de años al trabajo y a los trabajadores.

Música para acompañar las labores de trabajo

Se puede hablar de dos grandes categorías en la relación música-trabajo: por un lado, la música que ha acompañado y acompasado las distintas labores del trabajo. Por otro, los cantos obreros o cantos de lucha obrera, que recogen las injusticias y animan a la organización para exigir derechos. Yo voy a poneros ejemplos de las dos categorías.

Vamos primero con la categoría de acompañamiento, por llamarlo así. Un ejemplo es el de un ritmo bien conocido: el de las panaderas, que amasan sobre una mesa o cualquier tabla. Ahí la música ayudaba a llevar el ritmo en muchas tareas, no solo amasando, sino también otras labores.

Tenemos también ejemplos en los que el sonido de la propia tarea es el que nos da la base rítmica de la canción, como los herreros, por ejemplo, golpeando el metal. O como los cantos de espadela. Se trata de una tradición sobre todo gallega que consiste en golpear el lino para eliminar fibras malas con una herramienta de madera que se llamaba así: la espadela. Esos golpes son los que suenan en esta grabación de mitad de siglo XX del antes mencionado Alan Lomax, interpretada por Evangelina Carballo.

Otro ejemplo es el uso de instrumentos como imitación de los ritmos del trabajo. Esto se ve en los cantos de trilla. Muchos se hacen a capella, es decir, sin acompañamiento instrumental, pero, si lo tienen, se trata de cascabeles, que recuerdan a los que llevaban los animales, o copian los cencerros y otros elementos metálicos. Escuchamos a Manuel Céspedes.

Canciones que refieren a la vida más allá del trabajo

En muchos casos, encontramos también canciones que refieren a la vida más allá del trabajo para ver su faena aliviada. Sobre todo, se hace referencia al amor. Uno de ellos es 'Segador, ¡qué bien siegas!'.

Os voy a poner más ejemplos que me parecen muy interesantes. Primero, este canto interpretado por Gregoria Escolar en 1978 y recogido por Joaquín Díaz y José Delfín Val. Me parece relevante porque se cuenta desde la experiencia de la mujer trabajadora y el deseo de una vida mejor, algo que solo se conseguía con un matrimonio con algún señorito. Imaginaos, mientras sueña la melodía, el vaivén de la sierra manual cortando leña:

A veces no se habla exactamente de amor o, al menos, se juega con el doble sentido que pueden tener algunas palabras. Lo de "venir de moler de los molinos de abajo…" en esta versión moderna de “Vengo de moler” por parte de Coetus.

Cantos protesta sobre las duras condiciones de trabajo

En la otra categoría, la de los cantos más de protesta, hay muchos ejemplos. Las más habituales son aquellas que relatan las duras condiciones de trabajo. Un ejemplo: el 'Canto de los segadores', que popularizó el Nuevo Mester de Juglaría allá por 1975, aunque parece que es original de Albacete.

Muchas de estas canciones vienen acompañadas por relatos de situaciones trágicas. Aquí pienso por ejemplo en el himno minero 'Nel pozo Maria Luisa', que cuenta la muerte de 17 mineros en la mina Maria Luisa en Ciaño en junio de 1949, que tomaba una canción a Santa Bárbara, en la que se añadía el relato sobre el accidente.

Esta canción se relaciona, con eso de “mira Maruxina”, con la canción “'O andar miudiño', en la que básicamente el protagonista le está diciendo a Maruxina que ha tomado vino de más, así que cambia mucho el significado. Es decir, de nuevo pasa algo que comentábamos al principio, que se mantiene la música de una canción conocida, pero se cambia la letra, el texto.

Cambiar la letra para aportar un contenido más reivindicativo

En este caso se cambia para que tenga un contenido reivindicativo, sea éste de trabajo o no, depende del contexto. Es el caso, por ejemplo, de 'En el Café de Chinitas', que hace referencia a una bravuconería entre dos hermanos en un café de Málaga. Esta canción se terminará convirtiendo, durante la Guerra Civil, en otra titulada 'En la plaza de mi pueblo' y que está especialmente vinculada al movimiento anarquista, pues en ella se discute sobre la propiedad de la tierra:

Durante la Guerra Civil había cantidad de canciones también adaptadas para la ocasión. Muchas canciones de trabajo pierden esa temática para hablar solo del conflicto bélico. Esto se debe a que, al ser canciones populares, la gente tendía a “adaptar”, como dices, aquello que ya conoce. Lo que más "a mano" tenían eran las canciones vinculadas con su mundo laboral. De hecho, tengo aquí una, que es el caso de 'Los cuatro muleros', que la popularizó Lorca con La Argentinita.

'Los cuatro Muleros' era una canción bien extendida, de nuevo con muchas versiones. Por ejemplo, ésta, cantada por Pedro Pérez en 1984 y recogida por Antonio Sánchez del Barrio en Valladolid. O como canto de trilla de Murcia, recogida por Manuel García Matos a finales de los 70.

En cualquier caso, esta canción pasó de ser 'Los cuatro muleros' a transformarse en la Guerra en 'Los cuatro generales', como recogía la maravillosa versión del Quartet Brossa con voz de Marta Valero.

Será por versiones, pero una de mis favoritas es la traducción al… ¡alemán!, llamada 'Mamita mía' por Ernst Busch.