El monólogo de Alsina

'Es tradición venir a Valencia a presumir de fallas’

Les voy a decir una cosa.

Hoy debería empezar el programa como lo hizo el nuevo papa anoche: inclinando la cabeza ante vosotros y agradeciéndoos que nos tengáis en vuestras oraciones. Porque entre aviones, viajes y fumatas, el presentador inicia hoy el programa reventado y va a ser difícil que la noche esté a la altura de lo que vosotros, público fiel y comprensivo, merecéis.

ondacero.es

Valencia | 14.03.2013 20:04

Fallas 2013 | EFE

Vengo de un lugar que se llama Roma en el que un montón de hombres se han pasado el día juntos sin hablar ni de mujeres ni de fútbol. Son hombres extraños que no van al bar ni cuentan chistes escatológicos. Visten todos faldas y no saben quién es Falete. No saben quién es Falete ni por qué se baña tanto últimamente. Ni por qué se baña. Son los cardenales, personas que en lugar de fuego hacen humo y que han organizado estos últimos días en Roma un acontecimiento casi tan esperado como la mascletá pero con menos música: la fumata. Que anoche, por fin, fue blanca. Forman este grupo de hombres uno de los pocos colectivos profesionales a los que el ministro Montoro aún no ha acusado de engañar a Hacienda. Hoy han estado los hombres de Montoro inspeccionando hoy aquí las fallas. Se han plantado en las comisiones como la guardia civil en carretera, a pedir los papeles. El contrato con el artista, los patrocinios y los puestos de los buñuelos. Los hombres de negro falleros. Eso, por criticar la subida del IVA. Bueno, Montoro dice que no tiene nada que ver con eso, hombre, que desde cuándo va él por ahí sembrando sospechas sobre los colectivos críticos. Se ha agarrado un globo Rita con esta inspección que porque le han quitado a su ninot las tijeras, que si no, se va a por Montoro y se la corta. No, la lengua no, lo otro. Una pena lo del ninot de Rita, eh: hoy sin tijeras una alcaldesa no es nadie. Lo último que supieron los cardenales antes de su encierro fue lo de Rita y lo de Rubalcaba en Ponferrada, imaginaos la angustia con la que han vivido este cónclave sin saber cómo habían acabado estas dos historias. Estaban deseando acabar papa para saber quién había dimitido, si Rubalcaba o el alcalde de Ponferrada. En Roma, desde que pasó lo de Benedicto XVI, se creen que esto de dimitir es una cosa corriente que pasa todos los días. No conocen a Ana Mato.

Bueno, yo amanecí esta mañana en Roma, como sabéis, y sin esperar a que el papa nuevo oficiara su primera misa me subí al avión para venirme a Valencia. ¿Por qué? Porque las liturgias, los ritos, las tradiciones (como bien saben en el Vaticano) están hechas para ser respetadas. Y en La Brújula es tradición de hace muchos años (no tantos como el cónclave de la Sixtina pero casi) que tal día como hoy nos vengamos a Valencia a hablar y a presumir de Fallas. Dejadme que, para empezar, os desee, por ello, felices fiestas y prósperas Fallas, que arda todo lo que tiene que arder y empecéis todos la primavera purificados.

La gente en Roma preguntaba por las Fallas. Te paraban en la calle para saber cómo va lo vuestro. Si el viento está causando muchos problemas. Si es verdad (decían) que Na Jordana tiene este año un caballo de catorce metros. ¿Es verdad que Cuba Literato Azorín ha ganado el concurso de calles iluminadas? ¿Y qué Malvarrosa y Doctor Olóriz se han llevado el premio que concede el obispo? Todo el mundo preguntando.

El interés por las fallas no conoce fronteras. Fijaos cómo será que la misa de entronización del nuevo papa la han puesto el día 19 para que coincida con la cremá, que arda todo lo antiguo que comienza un pontificado nuevo. Y eso que el papa no ha sido Cañizares, el cardenal de Utiel, que aparecía entre los aspirantes. Bueno, entre los aspirantes aparecía hasta Españeta, el utillero del Valencia. ¿Es verdad que el Valencia se llamará a partir de ahora el Bankia Futbol Club? (Esto tambiés se lo preguntan en Roma). No, Cañizares tiene buen cartel en el Vaticano pero opciones tenía pocas porque lo apodan el pequeño Ratzinger (dicen que es como Benedicto XVI pero en comprimido, en chato) y eso le deja sin posibilidades. Porque esta vez querían elegir a uno que fuera lo menos parecido posible a Ratzinger, para que no pegue la espantada. Necesitamos uno que aguante, decían. Bueno, dicen que decían. La ventaja que tiene esto del cónclave es que es a puerta cerrada, o sea, que no se ve la cara que ponen los

que pierden. Y nadie ve lo que haces durante las deliberaciones. Puedes cortarte las uñas. O hacer punto de cruz, aunque no seas ministra. Esto no es como los Oscar, que tienen que fingirse los candidatos sonrientes cuando el premio se lo lleva otro. Aquí es un poco al revés porque todos dicen rogar a Dios para no salir elegidos. Perder es un alivio y ganar es una enorme carga. Yo creo que fue en un cónclave donde se nventó eso e “virgencita, virgencita, que me quede como estoy”. Pero una vez que te eligen, lo primero que te regalan son los trajes. Mira. Que se los hace la sastrería Gamarelli de Roma. Los de la Gurtel intentaron que se los hiciera en Forever Young, pero no coló. Forever Young, con la edad que tienen los papas, no parece. Ya sabéis lo que dicen de la gente de setenta años: demasiado mayor para trabajar, demasiado joven para ser papa. O cardenal, que ahí tampoco son del club Megatrix, sus eminencias.

Es una cosa muy seria lo de elegir papa. Los cardenales tienen que estudiarse bien lo que hacen porque no vale decir luego que tú estabas allí pero sin enterarte mucho de nada. A ver, esto no es el Consejo de la CAM. No, yo es que soy profesora de danza, no entendía mucho de qué iba aquello. Los cardenales no cobran dietas por ir a hacer bulto, son responsables de lo que votan. Bien es verdad que luego nadie les exige responsabilidades si eligen mal. Lo del espíritu santo está muy bien pero ha habido cada papa a lo largo de la historia que ya les vale. Hubo un Papa, por ejemplo, que se quedaba con el dinero de las donaciones para pagarse él sus caprichos e ir engordando su cuenta. Le llamaban el Papa Bárcenas, aunque su nombre original era Ottaviano, el peor papa que ha habido nunca. Como papa era malo, pero como tesorero hubiera sido un fiera. Aunque no os lo creáis, los cardenales cuando votan hacen lo mismo que Barcenas en el perito: distorsionar su letra para que parezca que no son ellos. Dicen: es que en el Vaticano también se hace política. Hombre, pues sí, Pero hay diferencias. En la política tradicional, a los de izquierdas se les llama “rojos”. En la vaticana van de rojo pero os aseguro que no lo son.  En la política tradicional, decir que los matrimonios gays no garantizan la pervivencia  de la especie te hace parecer un mentecato. En la política vaticana te hace  parecer uno más. En la política vaticana, al sucesor lo elige el espíritu santo. En la política tradicional, al sucesor, como sabemos, lo elige Aznar. O en Venezuela, Chávez. Que, por cierto, al final no va a ser embalsamado porque a Maduro se le pasó la fecha y el cuerpo se ha echado a perder. Confundió la fecha de caducidad con la de consumo preferente y esto no lo embalsama ya ni Arias Cañete.

Estamos en Valencia, como cada año, para invitar a todos los que nos escuchan fuera de aquí, incluidos aquellos que nos escucháis en Roma, o en Buenos Aires, o en Iowa, a que os vengáis a las fallas este fin de semana. Valencia este fin de semana es un espectáculo, de buen humor, de buena convivencia, de divertirse bien y en la calle. No esperes a que Corinna te lo cuente, vente a Valencia, que el AVE te pone aquí en un pis pas y que vas a descubrir a la buena gente de esta tierra, que sois vosotros.