Monólogo de Alsina: "Juego de gnomos"
Ya ha empezado la sexta temporada de “Juego de tronos” y el rey don Felipe aún no ha visto la primera. Menos mal que Pablo Iglesias no le lleva más regalos al monarca. Ni al rey ni a Pedro Sánchez, que aún no se ha leído ni el prólogo de la Historia aquélla del baloncesto que le entregó cuando aún iban para colegas. Qué poco caso le hacen a los regalos de Pablo, líder en apariencia obsequioso.
Estad tranquilos los tronistas, fans irredentos de la saga de los Lannister, los Stark y los Targaryen, que no voy a revelaros qué diablos ha pasado con Jon Snow, el bastardo. El hombre que le abrió la frontera a los refugiados y predicó la bondad del mestizaje. Como bien sabe Angela Merkel, ésta es una política arriesgada. Ella salió malherida electoralmente y él, Jon Snow, resultó brutalmente apuñalado por un crío rencoroso. Y hasta aquí puedo leer porque es odioso que te destripen un serial. Debe garantizarse la intriga, el suspense, para que el espectador disfrute y permanezca atento.
La liga es un buen ejemplo. Queda un capítulo menos para el final de temporada y se va acabando el tiempo para que se produzca un vuelco en la trama. Atléticos y barcelonistas vivieron el sábado sus minutos de euforia viendo al Madrid con dos goles en contra en Vallecas —qué buena sobremesa creyeron que iban a tener, ¿verdad?— hasta que apareció un galés para reivindicarse. Los tres de arriba, los Stark, los Lannister, los Targaryen, ganaron sus tres partidos —Luis Enrique está con subidón de autoestima por los seis al Sporting y los ocho al Depor— y se mantiene, así, todo el interés en la disputa por el trono de hierro.
No hay que destripar nunca un serial. De modo que no te voy a contar tampoco cómo acaba el capítulo tercero de la primera temporada de “Juego de gnomos”, que es esta fotonovela que protagonizan hace meses los Sánchez, Rivera, Rajoy e Iglesias. Los cuatro viéndose a sí mismos como audaces estrategas y los cuatro atascados en un barrizal. Enfangados e incapaces de llevarle hoy al rey nada distinto que la constatación de un fracaso. Por primera vez en la historia, el Parlamento se declara impotente para investir un presidente de gobierno. La mayoría de la cámara no quiere que siga gobernando el PP bajo ningún concepto. Y siendo únicamente eso en lo que ha sido capaz de manifestarse de acuerdo, no hay gobierno alternativo a este gobierno en funciones que tampoco tiene apoyos suficientes para seguir siendo gobierno. Ni contigo ni sin ti. No dejar que coma el otro porque la única ambición es comérselo.
Fuimos a votar en Navidad y estamos ya tocando mayo. Empezará a levantar acta el rey de que estos partidos tan amantes de la negociación y del diálogo anteponen sus intereses estratégicos y electorales, por no hablar de sus ambiciones personales, los cacareados intereses generales que tiene todo el santo día en la boca pero ni medio minuto en la cabeza. Han preferido elecciones a un gobierno en minoría, fuera de Rajoy, fuera de Sánchez o fuera de cualquier otro.
Y lo peor no es que les haya invadido ya a todos el virus mitinero, lo peor es que para el día de las elecciones quedan dos meses. Dos meses con esta castaña. “Juego de gnomos” se nos está haciendo largo.
Ciudadanos tuvo un descosido serio la semana pasada en Murcia y lo que parecía borrón se va convirtiendo en mancha. En el Parlamento murciano quedó en evidencia que el grupo de Ciudadanos usaba la subvención para el funcionamiento del grupo para pagar gastos de la campaña. “Error administrativo”, dijeron primero, “el personal de oficina, que es muy descuidado”. Pero acabaron destituyendo al delegado en Murcia porque había instrucciones por escrito para facturar al grupo y no al partido.
El diario La Razón ha publicado este fin de semana que es procedimiento habitual en Ciudadanos usar las subvenciones municipales para gastos de campaña. En las ciudades de más de cincuenta mil habitantes, donde más dinero perciben para sus gastos como grupo municipal, hay instrucciones para ingresar esas cantidades en una misma cuenta controlada por la dirección del partido. Es el responsable de finanzas de Ciudadanos el que decide cuánto de ese dinero se reenvía a los grupos para sus gastos y cuánto se queda el partido para devolver los créditos que pidió para la campaña.
Añade el periódico un documento más: el correo remitido por la dirección del partido a los grupos municipales que advertían de que el procedimiento era irregular. Los secretarios de algunos ayuntamientos habían avisado de que no podían desembolsar el dinero de la subvención al grupo si éste presentaba el CIF (el código de indentificacion fiscal) del partido. Porque una cosa es el partido, que no tiene por qué recibir dinero del ayuntamiento, y otra el grupo municipal, que lo recibe para sus gastos. En el correo enviado por la secretaría de finanzas se les dice a los grupos municipales que si los secretarios les ponen problemas, abran otro CIF para poder recibir el dinero. Lo que revela que el otro procedimiento, el de ingresar la cantidad al partido, era el habitual y el preferido por Ciudadanos.
Las subvenciones son para lo que son. Y no son para pagar campañas.