MONÓLOGO DE ALSINA

Monólogo de Alsina: "Correa, el lobista"

Les digo una cosa. Quién dijo que los españoles no sabemos inglés. Media España opinando hoy sobre si Dylan merece o no el nobel de literatura. O todos hemos leído a Dylan traducido o es que sabemos suficiente inglés para entender lo que dicen sus canciones. Y para debatir su calidad literaria. Orgullo de país. Aunque algunos aún crean que Like a rolling Stone es una canción sobre los Rolling.

ondacero.es

Madrid | 14.10.2016 08:15

Con permiso de Bob Dylan, y el protagonista del día en España es el otro cantante.

Francisco Correa. Le puso letra, por fin, a la música que venía sonando. La música de la confesión. A la que faltaba ponerle texto. Y se lo puso. No el que habrían deseado los amantes de las emociones fuertes —que acusara a Rajoy de estar en el ajo, que dijera que él mismo le llevó uno de los famosos sobre en mano— pero sí el que venía buscando la fiscalía. La admisión de que todo era como parecía: su labor como empresario la define, generosamente, Correa como lobista. Él había hecho amigos en el PP, conocía a Luis Bárcenas (el gerente del partido), éste conocía —a su vez— a políticos con poder de decisión en la adjudicación de contratos públicos e idearon un sistema sencillo que, para ellos, era un win win, un todos salimos ganando. El empresario señalaba qué contrato le interesaba, Correa se lo decía a Bárcenas, éste hablaba con el ministerio correspondiente —subráyese ministerio— y cuando el empresario se veía agraciado abonaba el 3 % de comisión que se repartían Correa y Bárcenas. Y la idea que siempre tuvo Correa es que lo que pillaba Bárcenas era para el partido. Financiación bajo cuerda. La caja B. La contrapartida por usar el poder político en favor de los amigos de la causa.

Éste es el resumen. Qué listos somos que salimos todos ganando. Éste es el resumen que siete años y medio después de ser detenido por fin ha dado por cierto el principal procesado. No hay nombres nuevos en su relato. No hay hechos sobre los que la policía no hubiera ya investigado. Pero hay una autoinculpación seguida de incriminación a otros procesados. Es lo que buscaba la fiscalía para amarrar el caso. Es lo que tiene ya el tribunal como elemento adicional, y de peso, a las pruebas que constan contra los acusados. Incluido el PP, como beneficiado.

El menudeo de la trama era lo de los pueblos de Madrid, Majadahonda, Pozuelo, Boadilla. Lo gordo estaba en otra administración. La central. El gobierno de España. En boca de Correa, el ministerio correspondiente con el que Bárcenas hacía sus gestiones para dirigir a conveniencia las licitaciones de obras.

Es la primera vez que Correa sostiene en público que el PP ingresaba dinero de empresarios beneficiados con la adjudicacion de contratos del gobierno central.

Parafraseando a Dylan.

"¿Cuántas veces puede volver un hombre la cabeza fingiendo no ver lo que ve?"

"¿Y cuánto tiempo puede mirar hacia arriba un hombre antes de comprender que le están orinando encima?"

El sistema. Un país podrido. Todo aquel que quería una adjudicación, un contrato público, sabía que tenía que pasar por caja. Correa como hijo bastardo del sistema. La Gurtel resumida en veinte segundos. Él y Bárcenas, Bárcenas y él con ayuda de otros. Sólo veinte segundos, escuche. A esto —nada menos que a esto— se reducía todo.

Empresarios que luego van a colaborar con el partido. Entiéndase que la comisión que paguen por hacer negocio se la reparten los intermediarios —conseguidores comisionistas— y el partido que está en el centro de todo. Es del partido, gerente, Bárcenas. Son del partido los altos cargos que toman las decisiones en los ministerios. Qué gestiones son ésas que puede hacer un tipo como Bárcenas —¿y ante quién?— para coseguir lo que el empresario desea. La frase de la tarde de ayer fue ésta que van a oír ahora: cuando Correa ya no habla de alcaldes con contratas de limpieza. Habla de ministerios.

A qué le llaman estos conseguidores "gestión". Qué significa en su idioma "gestionar" la consecución de un contrato. Si Correa habla todo el tiempo de licitaciones para carreteras o para obras del AVE...

…el ministerio aludido está claro cuál es: el de Fomento. Y el ministro, citado como testigo porque fue secretario general del PP —no encontró el juez instructor indicios suficientes para acusarle de nada— era Francisco Álvarez Cascos. Los investigadores manejaron la hipótesis de que también Cascos hubiera recibido dinero, pero nunca llegó hasta él la riada. No tuvo el juez de instrucción testimonio de Correa que involucrara a ministerios. Ayer le preguntó la fiscal por una conversación en la que él dice saber dónde guarda Cascos el dinero.

Cascos no llegó a ser procesado. Acudirá como testigo. Fue lo más alto en la jerarquía del gobierno de entonces, y del partido de hasta entonces, hasta donde llegó el testimonio gurteliano. Por encima de Cascos sólo quedaba Aznar.

Cuánto dinero, comisión a comisión, calcula el cabecilla de la trama que pudo llevarle él mismo a Bárcenas. Cuánto dinero recibió el partido, porque para Correa dárselo a Bárcenas equivalía a dárselo al PP. Porque Bárcenas no era un empleado de Correa. Era un empleado del PP. Que se ocupaba, con el tesorero Lapuerta de llevar las cuentas del partido.

Los mil millones de pesetas que dijo un día. Era una forma de hablar. Pero era un dineral en cualquier caso.

Correa se definió ayer a sí mismo como lobista. Mi error fue no facturar a los empresarios por mis servicios para conseguirles contratos. Si hubiera facturado en lugar de cobrar en negro y llevármelo a Suiza, no estaría hoy aquí, dijo. Lástima que la pieza que no encaje en ese bondadoso relato de sí mismo como empresario lobista fuera lo de los sobres. Quedar con un político para darle una mordida en efectivo no se considera lobismo. Se considera choricismo.

El repartidos de sobres. El hijo bastardo del sistema. Correa.

Parafraseando otra vez a Dylan:

"Hubo una época en que te vestías muy bien y la gente te advertía: cuidado, puedes caer".