El monólogo de Alsina

El monólogo de Alsina: Ahí os quedáis, comité olímpico internacional

Les voy a decir una cosa.

Pasan olímpicamente de Madrid, pues ahora va ser Madrid quien pase de ellos. Ahí os quedáis, comité olímpico internacional, con vuestro pan os comáis el 2024. Sin decirlo de una forma tan directa (para no contribuir a esta injusta fama que arrastramos los madrileños de chulesco) esto es lo que ha anunciado hoy Ana Botella, condenada por la guasa patria que arrastra consigo, ya para siempre, el apelativo de Ana relaxing Botella.

ondacero.es

Madrid | 12.09.2013 20:18

Hoy ha estado mejor que el sábado la alcaldesa, no sólo porque habló en un idioma conocido sino porque exorcizó (se sacó de dentro) a la animadora sociocultural en prácticas que la tuvo poseída en Buenos Aires (cuánto se agradece que alguien hable normal). Y, sobre todo, porque optó la alcaldesa de futuro político aún incierto por lo más inteligente que uno puede hacer cuando ha sido triturado por la coña y la sátira inclemente: encajarlo con resignación y hacer guasa de una misma. Ahí se quedan los del COI. Botella anuncia que ya no quiere Juegos Olímpicos. Bueno, esto es un poco como el auto de Alaya: no es que Botella anuncie que Madrid no repetirá porque no está en su mano anunciarlo (los alcaldes venideros pueden hacer lo que consideren oportuno), pero en la práctica sí que lo anuncia y sí que lo aparca: no habrá Madrid 2024, ni Juegos ni candidatura.

Lo que ha anunciado Madrid es que las uvas están verdes. Si no alcanzas a agarrarlas, aprende a vivir sin ellas. El nuevo objetivo, éste no de la ciudad pero sí del gobierno autonómico, es Adelson 2014, es decir, Eurovegas. Asegurarse de que el capo de los casinos empiece a levantar el año que viene en Alcorcón, y de verdad, su complejo lúdico-turístico. Cuesta creer que una inversión de esta envergadura dependa del fumeque, pero es lo que cuentan quienes andan en la pomada: que este Adelson no traga con la prohibición de fumar en sus hoteles y exige que se cambie la ley. Dice: aquí el derecho a decidir es mío, invierto en el país cuyo gobierno mejor me trate. Y aunque el gobierno de España, y su presidente, han dado jabón a Adelson recibiéndole en la Moncloa como si fuera Obama, no termina de ver conveniente meterle a la ley una especie de paréntesis que diga “está prohibido fumar salvo donde diga Adelson”. El tiempo va pasando sin que ninguna de las dos partes modifique su postura, y por eso el gobierno autonómico de Madrid, que cree ver en el fracaso de la candidatura olímpica una palanca para espolear a la Moncloa. Desahuciado el motor de crecimiento olímpico, encomendémonos al black jack sin tanto escrúpulo. Hasta ahora Ignacio González dejaba caer indirectas, ¿no? “Estoy convencido de que no se dejará escapar esta inversión”, decía. Algo así como “alguien debería cambiar la ley cuando antes”. Y como Soraya Sáenz de Santamaría decía “España necesita inversores y necesita empleo”, interpretaba que era un mensaje en clave dirigido a él: “tranquil, Ignacio, que estamos en ello”.

Pero los días siguen pasando y el gobierno madrileño ha optado por urgir ya a Rajoy sin disimulo que se ponga a la tarea de darle a Sheldon lo que pide. Ignacio González reclama a Rajoy una decisión definitiva. Cierto: esto es lo más difícil que se le puede pedir a Rajoy, decisión y definitiva. Y lo más arriesgado, porque basta que le metas prisa para que a él le apetezca recordarte que el presidente del gobierno es él, sobre todo si tú eres Ignacio González, su viejo no-amigo. La fórmula que se baraja es traspasar las competencias sobre la legislación anti tabaco a las comunidades autónomas; así quien dejaría fumar en casa Sheldon sería el gobierno regional, no el central (si hubiera coste político adverso por ceder a la exigencia del americano se la tendría que comer González). Y de paso Rajoy se apuntaría un tanto con Artur Mas: para que no digas que te tengo desatendido, ahí te envío las competencias sobre el tabaco, más autogobierno, descentralizando el Estado. “¿No ves, Artur, que éste es el camino para el encaje de Cataluña en España?” Lo de traspasar más competencias, ceder más tramo de IRPF, revisar la financiación, parece que ya caducó como vía para atender reivindicaciones catalanas. De los debates aquellos de hace una década, los criterios de distribución financiera, las competencias, el nuevo estatuto, la reforma constitucional, se ha pasado a esta situación de ahora en la que, a decir de Artur Mas, sólo hay una forma de que Cataluña se sienta cómoda, que es realizar un referéndum para que los catalanes digan si quieren, o no, la independencia. En los discursos de Artur Mas todo lo demás no cabe: o hay referéndum, o tendrá que haber referéndum. O lo bendice Rajoy o se hace sin que lo bendiga. Pero a la vez, es sabido, se está viendo en secreto con el presidente del gobierno para acercar posiciones; lo que no termina de vislumbrarse es cuál puede ser el término medio, si es que eso lo que se está buscando. O referéndum o referéndum, tú verás lo que prefieres, Mariano. A lo que Rajoy, en público, viene respondiendo que justo eso, el referéndum, es lo que está fuera de discusión: no cabe.

En el día después de 1714, digo de la cadena humana por el referéndum (o por la independencia) en Cataluña, los convocantes celebran que la iniciativa les saliera bien, el gobierno autonómico, aunque no fuera convocante, también lo celebra, y el gobierno central recurre al concepto de “las mayorías silenciosas”, aquellos que no hacen ruido pero que entiende el Ejecutivo que están por la permanencia de Cataluña en España sin necesidad de someter esa cuestión a una consulta. Esta movilización tan numerosa de ayer ha tenido menos impacto que la de hace un año, si no en Cataluña sí en el resto de España. No porque lo de ayer no fuera multitudinario y bien organizado, sino porque el efecto novedad ya se ha perdido. Era un remake de la manifestación de 2012 y, como tal, su éxito y su mensaje ya estaba, como dirían los analistas de bolsa, descontado por la opinión pública. Lo novedoso es que, en boca de muchos de los asistentes, la reclamación principal no iba dirigida al gobierno central, sino al gobierno de Cataluña. Es a Artur Mas a quien reclamaban los participantes que se moje, que fije ya una fecha y una pregunta directa para la consulta que tiene prometida. Reclaman que haga expreso su compromiso con un día y con un texto: cuándo y qué preguntará a los ciudadanos. Y hoy el gobierno de Cataluña, requerido a dar respuesta a esa demanda, ha salido del paso haciendo ver que la atendía, pero sin terminar de hacerlo. Sostiene Mas que en dos meses desvelará sus cartas: fecha y pregunta para la consulta. Ya vamos, ya vamos. Se entiende entonces que se da dos meses para completar esta negociación, o lo que sea, que clandestinamente mantiene con Rajoy (y Rajoy con él). Si Artur baja ahora la apuesta, lo atropellará la vía catalana.