OPINIÓN

Monólogo de Alsina: "Monjitas y minoría absoluta"

Carlos Alsina reflexiona en su monólogo sobre el caso Koldo, que llega al Senado y sobre la posición del PSOE con la amnistía, que es minoritaria en la sociedad.

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Carlos Alsina

Madrid |

De regreso a la España de 2024 tras el viaje al pasado en el que se embarcaron ayer Aznar y el Partido Socialista. El uno para reivindicarse a sí mismo, el otro para exigirle que dimita. Ah, no, que dejó de ser presidente hace veinte años. Pues que pida perdón.

Porque un presidente de gobierno, proclama el PSOE, no puede engañar a los ciudadanos pretendiendo que la verdad es opinable y normalizando la mentira. Amén. Reconforta escucharlo. Y saber que al partido que hoy gobierna España le parece inaceptable que se asedien sedes de formaciones políticas, pásalo pásalo para que cesen de una vez los asedios.

De regreso a la España de 2024, el serial de los koldos aterriza hoy en el Senado por doble motivo. La mayoría -que no es gubernamental- aprobará la comisión de investigación que no investigará nada, pero servirá para hacer desfilar a los presuntos trincones y sus presuntos mentores políticos; y el presidente del gobierno se brinda -en un hermoso gesto- a dejarse controlar por sus señorías senadoras (es potestad del presidente ir solo cuando él quiera).

Se le preguntará al jefe del gobierno por koldolandia, asunto en el que ya se ha calificado él a sí mismo de ‘ejemplar’, y se le preguntará por la ley de amnistía, proyecto que ya ha calificado él mismo de ‘impecablemente constitucional’ y paso histórico hacia la reconciliación y la concordia, etcétera.

El Senado, como se sabe, rechazará la ley de amnistía

El Senado, como se sabe, rechazará la ley de amnistía que pasado mañana aprobará el Congreso con una mayoría más abultada -de signo contrario y más abultada- que la que sostiene al gobierno en la Cámara Baja. El Senado, como se sabe (o no), lo constituyen 266 escaños. El PP tiene 144. El PSOE no llega a 90. Razón suficiente para que Feijóo, ahora que no es senador, haga de la cámara alta su fortaleza y para que el gobierno la desdeñe, la ningunee y la relegue a la condición de subalterna (o gregaria) del Congreso con el novedoso argumento de que la soberanía nacional la representan las Cortes Españolas, sí, las dos cámaras, pero una más que otra. En concreto, más la que tiene como cancerbero a Carles Puigdemont, faro del progresismo hispánico, que la que controla la derecha no independentista. El esfuerzo del gobierno de la España plural (y la diversidad territorial) por convertir el Senado, cámara territorial, en un florero es una de las paradojas más fecundas que promete la legislatura que arranca. O que no termina de arrancar, no sé usted cómo lo ve.

La otra paradoja instructiva es ésta que vino a reconocer ayer el señor Gómez de Celis, que es vicepresidente del Congreso y, en sus ratos libres, portavoz de su partido para arremeter contra la oposición (no me lo llame crispar, que eso solo lo hace la derecha). Entiéndase que arremeter contra la oposición incluye desdeñar a Emiliano García Page, único dirigente socialista que aún consigue mayorías absolutas.

Pullita al compañero por haber declarado a El Mundo que la amnistía pone de rodillas a la Constitución. ¿Cuál es la paradoja? Pues que el viernes, en este programa, el ministro para la amnistía Bolaños admitió que la mayoría de los españoles no quiere esta amnistía y que el gobierno lo sabe. Y pese a ello, se la impone. De lo cual podemos concluir que la posición que el PSOE sabe que es mayoritaria en la sociedad cosecha, dentro del PSOE, una minoría absoluta.

"El PSOE va ahondando en su divorcio con la mayoría social"

No cabe mayor claridad a la hora de admitir cómo el partido que siempre presumió de ser el que más se parecía a España va ahondando en su divorcio con la mayoría social. Mayoría absoluta de la sociedad española contra esta amnistía. Minoría absoluta en el Partido Socialista. No hay más preguntas, señoría.

Claro que uno siempre puede engañarse invocando el resultado de las elecciones gallegas como la prueba de que la amnistía no incluye en el ánimo votante porque al Bloque le fue de maravilla. Cada uno se engaña como quiere. Y el que quiere, se deja nublar por los análisis pseudo científicos de José Félix Tezanos, el ilustre presidente del CIS -cargo público- que compagina sus encuestas midleton, retocadas, con sus artículos de opinión en la revista Temas.

Nadie podrá negarle a Tezanos su derecho a escribir lo que le parezca. Incluso su derecho a incurrir en un tópico tan casposo, y desdeñoso, como éste de atribuir el éxito del PP a ‘monjitas que organizan el voto de sus asilados o internos’. Del sociólogo se espera menos brocha gorda y más pincel fino. Pero no hay manera. Sostiene Tezanos que Galicia es un feudo ‘natural’ del PP. Deseando saber qué significa ‘natural’. ¿Hay regiones en España que naturalmente son de derechas y otras que naturalmente son de izquierdas? Naturalmente significa porque así las creó Dios, ¿o qué diablos significa?

Sostiene Tezanos que el enorme activismo del PP en la última semana de campaña demuestra que se habían encendido las alarmas -de su propio activismo, no sólo en la última semana, no dice nada; a ver, fue él quien más alarmas se esforzó en encender-. La mayoría absoluta de Rueda era lógica y esperable, dice ahora quién más la puso en duda, y lo llamativo habría sido que perdiera su feudo más potente. (No explica por qué Galicia le parece más potente que Andalucía, mayoría absoluta del PP, o que Madrid, exactamente lo mismo). Y sobre todo, no explica por qué su partido, que es el de Sánchez, no contempla hoy opción alguna de gobernar en ninguna de estas comunidades.

Sostiene Tezanos, y concluye: ‘La conclusión que debería sacar el PP de los comicios gallegos es que su crispación y sus malas maneras hacen que en muchos lugares tenga cerradas las opciones de formar mayorías alternativas de gobierno’. A ver, coronel, que el resultado gallego fue que el PP se basta solo para gobernar la región y el PSOE sigue en la mengua. Y que en muchos lugares, en concreto once de las diecisiete comunidades autónomas, el PP no requiere de mayorías alternativas porque ya pactó y ya gobierna. Salga de la burbuja de la Moncloa. Porque si hay un partido que hoy no tiene con quién formar mayorías de gobierno en casi todas las comunidades autónomas es el suyo, diluido el espejismo de Sumar y sin independentistas con los que pactar ni en Andalucía, ni en Madrid, ni en la Comunidad Valenciana, ni en Aragón, ni en Baleares, ni en Cantabria, ni en Extremadura.

Muchas monjitas hacen falta para explicar semejante hegemonía en el poder territorial. Salvo que en lugar de la anécdota monjil se fije uno en la categoría: por qué un partido que siempre aspiró a representar mayorías presume hoy de minoría absoluta.