Menos victimismo y más hacer limpieza en casa
Les voy a decir una cosa.
El de Física no ha sorprendido a nadie. El Nobel de Física para Peter Higgs, el hombre que teorizó sobre el bosón de Higgs que se llama así porque él se llama así, es decir, que es suyo. El concepto.
Que le dén el nobel de Fisica de 2013 al amigo Higgs es como darle el oscar de 2013 a Daniel Day Lewis por “Lincoln”. Lo raro es que se lo hubieran dado a otro. Y no porque no haya aspirantes sobradamente reputados, sino porque está corrigiendo la Academia Sueca su muy criticado despiste del pasado año, cuando se olvidó de Higgs a pesar de que sólo tres meses antes se había comprobado (por fin) que su teoría sobre la existencia del bosón era correcta. Los premios Nobel no contemplan la posibilidad de distinguir científicos con carácter retroactivo, y es una pena porque, si lo hicieran, al amigo Higgs habría que darle el Nobel de Física de 1964, que fue cuando se le ocurrió la tesis que cuarenta y ocho años después resultó cierta. Esto tiene que ser así y ahora lo que hay que hacer es probarlo.
De Higgs no hace falta que les cuente más porque ya les di bastante la lata en julio de 2012, cuando hicimos todos aquí un esfuerzo, ¿verdad?, por entender qué era eso de la partícula de Dios, o en su denominación más correcta, “la puñetera partícula”. Dices: hombre, ¿nos vamos a poner a hablar de física cuántica en un país que apenas sabe hacer cuentas y que no entiende ni la mitad de lo que lee? Pues sí, se puede. Igual es una forma de espolearnos todos para sacar mejores notas en el próximo informe PIACC, no te digo que ganemos a los japoneses, pero a ver si al menos empatamos con los chipriotas.
Es erróneo interpretar este informe, al que anoche ya dedicamos unos cuantos minutos, como la prueba de que en España nadie entiende muy bien ni de números ni de letras. Hay ejemplos muy claros de lo contrario, de una pericia encomiable en el manejo de los números y las frases. Ahí tienen a los responsables de UGT en Andalucía, Federación de Servicios. Saben de números, lo bastante para saber que 200 maletas a 22 euros la pieza, igual a 4.400 euros; 200 bolis a 3,80, 760 euros; sumándole a todo el IVA, casi seil mil euros.
Y saben de entender lo que se escribe, comprensión lectora, porque cuando el proveedor de los bolis y las maletas les pasó la factura en la que se decía que corresponde a 200 trolleys maletín poliester y 200 bolis (oye, lo que era), comprendieron de inmediato que aquello iba a dar el cante -comprensión lectora- porque el dinero con el que iban a pagar (una subvención de la Junta andaluza) no lo recibía el sindicato para enmaletar a sus delegados, sino para publicitar cursos de formación para parados. Ahí estuvo despierto el sindicato porque le mandó un mail al proveedor diciéndole pero dónde vas, quita lo de las trolleys de la factura y ponme “gasto en publicidad”, punto.
Es verdad que, visto en perspectiva, quizá lo menos inteligente fue ponerlo todo por escrito en un mail, porque de correos electrónicos están los sumarios de malversación llenos. Dices: bueno, total son 22 eurillos por maleta, no es Bárcenas con sus cuarenta millones en Suiza. Eso lo acabará diciendo Cándido Méndez, que lleva una deriva discursiva, en este caso, que cada vez se parece más a la de cualquier dirigente político en cuya organización se destapa un mangoneo escandaloso. Empecemos por el principio: ¿qué necesidad tiene el sindicato de regalar una trolley a cada compañero delegado que participa en un congreso?
Luego, si quieren, nos preguntamos, claro, por la trampa contable y por la publicidad que no se ha hecho de los célebres cursos de formación -incluso podemos preguntarnos cómo es posible que habiendo tantísimo curso de formación en España tengamos una población laboral tan escasamente formada en comparación con los países a los que pretendemos parecernos-, pero antes de eso, ¿usted por qué regala 200 trolleys? Con mi dinero. ¿Forma parte acaso de sus obligaciones constitucionales? ¿La eficaz actividad sindical requiere de una trolley por la gorra? Bah, es el chocolate del loro. No, no es el loro, es la prueba de que a usted las subvenciones de la Junta le parece que son para hacer lo que usted quiera.
Justifican el dinero que nos enchufan con los cursos de formación, pero ya sabemos que nadie va a venir a comprobar que se usa para eso y sólo para eso. Si todo el que disfruta de una subvención, o maneja dinero público, se comportara conforme a este planteamiento, no habría ni un solo curso de formación real, no habría EREs auténticos. Antes de que lo diga el secretario general de UGT Andalucía, digámoslo aquí: no se puede generalizar, cierto es, es injusto extender la sombra de sospecha sobre todos los sindicalistas. Muy cierto también. Como lo es criminalizar a todos los tesoreros de partidos o a todos los empresarios de la construcción. No se puede generalizar. Pero vamos, que en este asunto nadie está generalizando. Hay lo que hay. Facturas de la UGT andaluza que encubren, presuntamente, desvío de dinero para usos distintos al autorizado.
Cándido Méndez, líder máximo de la central sindical que perpetuado (veinte años ya) en el cargo, tiene prometido investigar hasta el fondo y asumir responsabilidades. O algo así, porque él prefiere hablar de “errores cometidos”. “Si se han cometido errores, los corregirán”, es su frase, porque ni admite irregularidades (antes de terminar la supuesta investigación ya estás anticipando el resultado) ni emplea la primera persona cuando habla de este asunto, no dice “si hemos cometido errores”, sino “si los han cometido”. ¿Quiénes? Sus compañeros en Andalucía, de los que oportunamente, por si acaso, se distancia. Insistir en el discurso calimero aquel del “van a por nosotros, hay una campaña de erosión contra los sindicatos” resulta tan vacuo como cuando Cospedal declaraba al PP víctima de una campaña de descrédito por una cosa llamada ¡Gürtel! o como cuando Convergencia atribuye a una campaña contra el derecho a decidir cualquier escándalo que salpique a la familia Pujol. Menos victimismo y más hacer limpieza en casa.
Hoy la UGT andaluza tenía convocada a la prensa para informar de las averiguaciones que han hecho en su investigación interna, pero han suspendido el acto al tener noticia de que les habían detenido al secretario general de Cádiz, Salvador Mera. A él y a otras siete personas, participantes todas ellas en uno de los EREs que más dinero movió, el despido de dos mil trabajadores de las minas de Huelva en 2002 que fue subvencionado por la Junta previo acuerdo con los sindicatos. La sospecha es que, de aquel dinero, varios cientos de miles de euros se quedaron por el camino. La juez ha ordenado la detención de los dos responsables sindicales, Mera de UGT y Carmona de Comisiones, junto a Enrique Rodríguez Contreras, director de empleo de la Diputación de Sevilla (hasta hoy que lo han echado) y Ángel Quesada, vicepresidente de la patronal hotelera de Málaga. Más detenidos y más imputados en esta ramificación de los EREs que es la operaciónHeracles. Se le acumula el trabajo a la juez Alaya. El ovillo de los EREs nunca se acaba.