Monólogo de Alsina: "Mira que si de verdad empatan"
Carlos Alsina reflexiona en su monólogo sobre los resultados de la última encuesta del CIS de Tezanos, que refleja un empate en las elecciones madrileñas entre la derecha y la izquierda en 68 escaños.
En un rato debuta en la mesa del Consejo de Ministros la nueva ministra, Ione Belarra, sucesora de Iglesias en este ministerio al que le pusieron un nombre largo y ampuloso, Derechos Sociales y Agenda 2030. Nunca pasó de ser una improvisación para que el vicepresidente Iglesias, aparte del puesto en el escalafón, tuviera un ministerio del que ocuparse.
Primer Consejo de Ministros de Belarra y Díaz tras la posesión de sus nuevos cargos
Desde hoy la nueva ministra, Belarra, podrá participar en los debates (deliberaciones) que se supone que tiene el Consejo cada martes y que a menudo se han visto reemplazados por los debates a base de canutazos y cervatanas en las redes sociales y en la prensa. Belarra ya no tendrá que recurrir al Twitter para decirle a Margarita Robles, por ejemplo, lo pepera que le parece. Podrá decírselo directamente. Y Robles podrá decirle lo ociosa que la encuentra siempre, cara a cara, sin intermediarios, lo ociosa que la ve mientras los demás ministerios trabajan. Belarra le podrá decir a Sánchez que haga el favor de ordenar a los demás ministros que cumplan lo que está pactado, empezando por Ábalos. Sin tuits, de viva voz, de palabra. A ver, Pedro, mete en vereda a todos estos. En fin, esas rencillas de familia política que forman parte, también de la herencia de Pablo Iglesias.
Belarra ya no tendrá que recurrir al Twitter para decirle a Robles lo pepera que le parece
Debuta en el consejo como nueva vicepresidenta tercera la señora Díaz, coincidiendo, por cierto, con los datos del paro de marzo. Bien está que el ministerio de Trabajo, cuya prioridad (y asignatura pendiente) sigue siendo acabar con la brecha laboral española respecto de la Unión Europea ---siempre el doble de paro que el resto de países--- alcance categoría de vicepresidencia. Por la dimensión del problema, cinco millones de españoles que queriendo trabajar no pueden hacerlo (entre parados y ERTES), merece desde luego jerarquía de vicepresidencia, bien es verdad que la ministra de Trabajo llega a ella por razones distintas: el socio de gobierno de Sánchez reclama una vicepresidencia e Iglesias, al dejar la suya, designó a Díaz como heredera. Y superiora, se entiende, de los ministros morados del gobierno, a saber: Montero, Garzón, Belarra y Castells. Cómo será la vicepresidenta Díaz en este nuevo papel de jefa del ala morada del gobierno.
Estuvo simpático Garzón cuando Ferreras le preguntó ayer por el nuevo Podemos que liderará Yolanda Díaz y negó que pueda llamarse a eso designación ---porque yo lo valgo--- del líder supremo del partido. No lo llame designar, llámelo señalar. Este es mi hijo amado y en él pongo mis complacencias.
El esfuerzo, pueril, en negar que el amigo Pablo se haya marcado un dedazo como una casa es la prueba de que, en efecto, es justo eso lo que ha pasado. Que el líder ha comunicado a quién ha designado (señalado, escogido, ungido, aupado) como heredera. Sin que en Podemos se haya levantado media voz crítica.
Garzón es el ministro que rechazó ser candidato de Podemos en Madrid ---deja, deja, pase de mí este cáliz--- cuando Iglesias planteó que con Isa Serra se quedaban fuera del Parlamento autonómico. Las encuestas confirman que el riesgo de desaparecer ha quedado conjurado. Con Iglesias de cartel electoral, y sudadera, sacan algún escaño seguro. Entre siete y diez, le están dando los sondeos. Diez le daba el CIS ayer, la mitad que a Más Madrid, la secuela de Podemos.
El efecto Pablo Iglesias se queda en poca cosa
En la batalla por el voto de la izquierda, el efecto Iglesias se queda en poca cosa. Diez escaños donde había siete. Diez de 136. No es para tirar cohetes. Los de Errejón y Mónica García le ganan por goleada. Y lo de ser presidente de la Comunidad de Madrid, como planteó Iglesias cuando le ofreció el pacto del oso a Más Madrid, ¿se acuerdan? No parece que tenga posibilidad alguna de consumarse.
"Ayuso gana de calle en Madrid pero sigue necesitando a Vox"
En la batalla por el voto conservador, el PP arrolla al competidor que tiene a su derecha, Vox, que de los doce escaños que hoy tiene se quedaría en nueve. Y que sólo supera la barrera del cinco por ciento por la mínima. Ayuso, por tanto, gana de calle pero sigue necesitando que Vox la invista. Dirá usted: a quién va a investir Vox si no. Pues es verdad. Si hay suma, la investidura la tiene hecha Ayuso. Y con sesenta escaños, Vox la inviste y ella gobierna en minoría.
Lo más subrayado hoy en los diarios es que el CIS refleja hoy un empate entre derecha e izquierda, 68 escaños (ni para ti ni para mi) que a otros estudiosos de la demoscopia les parece que está forzado. En la intención de voto que calcula el CIS ven que se queda corto con la derecha y se le va la mano con la izquierda, y en la atribución de escaños sostienen que Tezanos, directamente, ha hecho mal las cuentas. Que en el afán por animar al votante de izquierda para acuda a votar a deshacer el desempate ha tenido que forzar la máquina.
No parece que al PP lo del empate le haya disgustado mucho. Tardó medio minuto la señora Díaz Ayuso es advertir a los suyos de que todo está en el aire. Bueno, todo. Su gobierno. La libertad, que es el nombre caprichoso que ella misma le ha puesto.
"Marlaska no va a ser destituido y, por supuesto, no va a dimitir"
Hay consejo de ministros esta mañana en la Moncloa y desengañemos cuanto antes a la señora Beltrán, del Partido Popular, que ayer le puso deberes al presidente Sánchez. Desengañémosla cuanto antes porque esto no va a pasar. Grande Marlaska no va a ser destituido y, por supuesto, no va a dimitir. Lo de ‘por supuesto’ se desprende del tono que el ministro utilizó ayer cuando le preguntaron.
La resolución judicial, recurrida, sostiene que el ministerio del Interior no justificó adecuadamente el relevo del coronel Pérez de los Cobos como jefe de la comandancia de la Guardia Civil de Madrid. Si lo que se ha producido es una pérdida de confianza, hay que exponer a qué se debe que la confianza se haya perdido. El ministro sostuvo en sus intervenciones de mayo que la razón no era que el coronel se hubiera negado a revelar a sus superiores qué decía el informe aquel sobre la manifestación del 8M, sino qué averiguaciones había hecho sobre la filtración de ese informe a un medio de comunicación.
Pensar que esto le va a costar la cartera a Marlaska es haber seguido poco al ministro o a quien decide su destino, Pedro Sánchez
Alguien había cometido un delito de revelación de secretos, con la filtración, y eso es lo que había reclamado averiguar la cúpula del ministerio. El problema es que un año después de aquella denuncia que hizo el ministro en el Congreso, lo grave que era la filtración, no consta que se haya esclarecido quien filtró qué a quién. Si tan relevante era averiguarlo, y si la resistencia del coronel a hacerlo fue la causa del relevo, ¿ha llevado ya el ministerio al juzgado al autor, o autores, del delito de revelación de secretos? Tampoco consta. O al coronel Blanes, sustituto de Pérez de los Cobos, nadie le explicó lo prioritario que era aquello... o la razón verdadera del relevo era otra.
Del episodio salió deteriorado el ministro Marlaska ---quizá el ministro que llegó al gobierno con mejor cartel entre los partidos de la oposición y que de manera más cruda lo ha perdido---, pero pensar que este episodio le va a costar la cartera es haber seguido poco al ministro y a quien decide su destino. Que es, naturalmente, el presidente Sánchez.
El hombre que lo tiene todo congelado, ajustes de su gabinete incluidos, hasta que pasen las elecciones de Madrid. Y se sepa si él mismo las pasa o se le atragantan.