El Sevilla es una Sociedad Anónima que mercantilmente pertenece a sus accionistas y lo gobierna su Consejo de Administración. Después, es verdad, que los clubes de fútbol encierran una carga moral histórica y sentimental, que alimentan y en parte pertenece a sus seguidores, pero a todos sus seguidores, no solo a quince encapuchados, que bajo la sospecha de amenazas violentas se autoproclaman representantes de nadie sabe quién, ni en concepto de qué hay que darles explicaciones a ellos y no al resto de los aficionados que son tan entusiastas seguidores como ellos, o quizá más, solo que no se ponen una capucha porque no tienen nada que ocultar, ni van amenazando a nadie, ¿por qué los clubes consienten eso? ¿Por qué el Sevilla teme a esos Biris?
Si los Biris o cualquier otra peña piden explicaciones de la marcha del club, hará bien el Sevilla en dársela, pero a todos, y sin amenazas y chantajes.
Ceder ante el terrorismo de los ultras en los clubes de fútbol solo trae violencia, que es algo que afortunadamente estábamos erradicando en nuestro fútbol. Lo estábamos consiguiendo, cada vez se insulta menos, porque el insulto es el paso anterior a la violencia, y eso lo hemos aprendido con los asesinatos en Madrid en los alrededores del Calderón, y nos hemos dado cuenta que contamina los estadios, cuanto más seguros sean, más seguros estaremos todos, pero a estas alturas ver llegar a 20 tipos encapuchados a pedir explicaciones a los jugadores del Sevilla de por qué habían perdido en Vitoria, me avergüenza, porque la amistad de esos chantajistas es más peligrosa que su odio. Creí que ya lo sabíamos y que lo estábamos combatiendo.