“Ni siquiera sabía de dónde venían los cohetes. Temía por mis hijos. Mi hija escuchaba los aviones y el pánico y no tuve otra opción que huir de mi país” . asegura Hamil en declaraciones a la CNN.
De Siria huyó a Beirut, donde comenzó a vender bolígrafos hasta que llegó una fotografía, que se convirtió en viral el año pasado y que le cambió la vida. En ella aparecía Abdul vendiendo esos bolis por la calle con su hija en brazos, dormida sobre su hombro. La diferencia con otros refugiados es que la imagen que a él en un principio no le gustó porque pensaba que perdía su dignidad le trajo un futuro prometedor después de que la viera un periodista de Noruega e iniciara una campaña para recaudar dinero con el objetivo de ayudarle. Sólo tres meses después, consiguió más de 188.000 dólares.
“Yo no era un rebelde, no era un combatiente. Simplemente era un vendedor de bolígrafos hasta que el mundo me vio”, recuerda. Abdul ahora da gracias a Dios. Con el dinero recaudado ha podido abrir dos negocios en Beirut y emplea a 24 refugiados de Siria. También ha enviado parte de lo ganado a amigos y familiares que todavía viven en su país.