El uso de móviles en menores: cómo retrasar su llegada y fomentar un desarrollo saludable
Analizamos el uso del teléfono móvil en menores con la experta Miren Ros
El uso del móvil y su impacto en los menores es una de las principales preocupaciones para padres y educadores hoy en día. En respuesta, han surgido iniciativas como el proyecto impulsado por Miren Ros, profesora y fundadora del programa Bidelagun, con el objetivo de retrasar el primer contacto de los niños con los teléfonos móviles.
Este proyecto se inició en Zaragoza en 2019, inspirado por la creciente preocupación sobre los efectos negativos del uso excesivo y temprano de la tecnología en los menores. Ros, junto con otros padres y profesores, trabajan para concienciar a las familias de los peligros asociados al uso de móviles en edades tempranas, tanto a nivel cognitivo como emocional y social.
En la entrevista, Ros destaca que el móvil no solo afecta el desarrollo físico de los niños, como el dolor de cuello o problemas en las articulaciones, sino que el mayor impacto es emocional. El acceso temprano a redes sociales y a contenido inapropiado genera problemas de autoestima y ansiedad en los menores. La constante exposición a imágenes de éxito y belleza en redes sociales, explica, provoca que los niños sientan que su vida no se ajusta a esos estándares irreales, lo que afecta su seguridad personal.
La tarea de retrasar el uso del móvil no es fácil. Según Ros, el ejemplo de los adultos es clave, ya que los niños aprenden imitando a sus padres. Si ven a los adultos con el móvil constantemente, es más probable que también quieran usarlo. Por ello, Ross recomienda a los padres que limiten su propio uso y den pequeños pasos, como dejar el móvil fuera de la habitación durante la noche, para empezar a cambiar esos hábitos en el hogar.
Una estrategia eficaz ha sido unir a grupos de padres que compartan la misma preocupación. Si en un entorno de amigos ningún niño tiene móvil, los menores no sienten tanta presión por tener uno. Esta coordinación entre familias ayuda a que los niños mantengan su infancia por más tiempo, alejándolos de la presión social de las redes.
La reflexión de Ros también se centra en el efecto social del móvil. Al ser una herramienta de comunicación, aquellos niños que no lo tienen pueden sentirse excluidos. Por eso, es esencial que los padres hablen con sus hijos y los eduquen sobre el uso responsable de la tecnología, recordándoles que gran parte de lo que ven en redes no refleja la realidad.
El proyecto de Ros ha conseguido un impacto positivo en muchas familias, y su mensaje sigue siendo claro: retrasa el móvil, protege su infancia.