El impacto que formó la Luna, ¿aún visible en el interior de la Tierra?
Alberto Aparici, explica en 'La brújula' las características que hacen que nuestro satélite sea algo sospechoso.
La ciencia nos está descubriendo que si queremos entender la Luna igual tenemos que mirar hacia la Tierra.
Nuestro científico, Alberto Aparici, nos explica que los satélites "son muy comunes en el Sistema Solar" y que sólo Mercurio y Venus no poseen ninguno. Pero, añade que la Luna "tiene un par de cosas que la hacen sospechosa". En primer lugar, porque "es muy grande", su diámetro es un 25% el de la Tierra. En segundo lugar, "acapara la energía de giro del sistema" y consigue tener cuatro veces más energía de giro que nuestro planeta. Estas dos "anomalías" provocan que desde el siglo XIX "nos hayamos preguntado qué pasa con la Luna, de dónde ha salido y por qué nuestros sistema es diferente a los demás".
Aparici cuenta que la teoría que más fuerza ha ido ganando en los últimos 50 años es que la Luna fue "el resultado de un cataclismo planetario". "Cuando la Tierra era muy joven el Sistema Solar estaba habitado por otros planetoides, uno de ellos se acercó demasiado, chocó con nosotros y la metralla que salpicó quedó en torno a la Tierra y formó la Luna", expone el científico.
Comenta que esta sería la explicación de por qué la Luna es tan grande y tiene tanto giro. Una de las pruebas que afirman esta teoría serían las misiones Apolo donde se ha podido apreciar la composición de las rocas de la Luna. En ellas se ve "una serie de pistas químicas que son muy parecidas a las que encontramos en las rocas de la Tierra, lo cual casi garantiza que la Luna no vino de otro sitio del Sistema Solar, sino que se formó con el mismo material que la Tierra".