La carta de Ónega al juez Llarena: "Solo pretendo rendir pleitesía a la tenacidad, convicción y principios. Todo eso le representa"
Fernando Ónega dirige su carta en el cierre de La Brújula al juez Llarena en el cuarto aniversario del referéndum ilegal del 1-O y que ha exigido al tribunal de Cerdeña que entregue a Puigdemont.
Y buenas noches a don Pablo Llarena Conde, magistrado del Tribunal Supremo. Creo que no hace falta más presentación. Si le escribo precisamente hoy, no es porque sea el cuarto aniversario del referéndum ilegal que fue uno de los puntos culminantes del procés. Le escribo porque es un hombre de convicciones.
Le tocó instruir aquellos sucesos que para algunos fueron un auténtico golpe de estado, para otros un golpe al Estado, para los independentistas el ejercicio de un derecho que ninguna ley respalda y para la Justicia un delito de sedición, que penalmente es un grado menos que la rebelión. Y entre los que se escaparon de la acción de la Justicia, el gran fugado, quizá el gran responsable de todo, que se llama Puigdemont.
En aquellos días, el Molt Honorable President de la Generalitat. Dicen que huyó escondido en el capó de un coche, yo no lo sé. Y usted dictó una euroorden de detención. Y resultó humillado, primero, por un tribunal alemán. Y al mismo tiempo, por la justicia belga. Y más tarde por el propio fugado, que se escapó por la gatera del Parlamento Europeo. Y supongo que lo que más le dolió fue que la Abogacía del Estado le haya dicho al Tribunal de la Unión Europea que esa euroorden no estaba vigente.
La Abogacía no es un órgano judicial, protestó usted. La Abogacía es el gobierno. Quita, gobierno, tus manos de la Justicia. Y ahí está usted, como guerrillero solitario tratando de cazar al fugitivo con las armas de la ley, pero en un terreno pantanoso de legislaciones nacionales contradictorias. Quienes creemos en nuestro Estado de Derecho le defendemos, Llarena. Usted no hace otra cosa que seguir lo que manda la ley.
Mire que le han extorsionado los independentistas. Le han puesto literalmente mierda humana y estiércol a la puerta de su refugio catalán. Le amenazaron en público y en privado. El fugado le acusa de hacer el ridículo y con ello acusa a todo nuestro país. Y usted, magistrado, se mantiene en sus convicciones. No voy a jugar a profeta de lo que pueda ocurrir el lunes, pero no soy optimista, si ser optimista es pensar que le entregarán al prófugo. Hoy solo pretendo rendir pleitesía a la tenacidad, a la convicción, a los principios y al imperio de la ley. Y todo eso lo representa usted.