"En la cabina por lo menos duermes caliente porque tiene calefacción autónoma, pero lo bueno es que paramos en un área de servicio 24 horas, el sábado vinieron los de la Cruz Roja a repartir mantas y bocadillos", cuenta este camionero que transportaba leche de Asturias a Madrid cuando le pilló la borrasca. Asegura que tuvo la suerte de estar en un sitio en el que pudo ducharse y estar relativamente cómodo. Ahora le queda un viaje de vuelta a Asturias con la sombra amenazante todavía de la borrasca Filomena.
A las 13.15 de hoy, tras 68 horas, le ha permitido la Guardia Civil salir con su camión. Teme que a la vuelta a Gijón la carretera esté en mal estado.
Como él, alrededor de 11.300 camiones quedaron parados en áreas de embolsamiento durante la tarde del viernes. Hasta ayer por la tarde, 48 horas después, no empezaron a desembolsar a los primeros, unos 4.000. Al menos, como cuenta, tuvo la suerte de no quedarse en "una cuneta".