El calendario está tan apretado que apenas hay margen para que las formas no sean del todo zafias. Sin ir más lejos, el comité federal del PSOE, que debe decidir su abstención para dejar gobernar a Rajoy, se reúne el domingo 23 y al siguiente, el 24, el Rey inicia su ronda de consultas. O sea, el rey ya parece saber lo que en la calle Ferraz dicen que no se sabrá hasta que acabe la reunión del comité. Nadie duda de que habrá rectificación del NO es NO de Pedro Sánchez, aunque todos simulan no tener idea de lo que decidirán. Por de pronto Javier Fernández, el presidente de la gestora, ya ha dicho que “la política exige convivir con la decepción”, un mensaje nítido para los revoltosos de las bases.
Si el rey se da prisa y en un solo día acaba la ronda, el 25 por la tarde se convocaría sesión de investidura, o el 26. A la primera, Rajoy no será investido porque necesita mayoría absoluta y a la segunda, el 29 o 30 de octubre, le bastarán 11 abstenciones socialistas. Se supone que todos se afanarán en que sea el viernes 29 para que España se vaya felizmente de puente largo, el puente de los difuntos. Aquí paz y allá gloria.