Las opiniones han sido diversas. Un hombre nos ha dicho que es muy complicado pasar de un ritmo tan acelerado a uno tan lento, pero que a nivel económico es mejor porque se necesita menos dinero. Una mujer discrepa y dice que en el pueblo tiene la misma hipoteca que en la ciudad y que comprar en la tienda es más caro. Todos coinciden en que el ambiente es mucho más cercano y la gente está más pendiente de ti.