En 'Gente viajera' hemos recorrido las dependencias del Alcázar de Sevilla, en un viaje que nos transporta a la Edad Media, cuando la península ibérica estaba bajo dominio musulmán. Construido inicialmente en el siglo X, el palacio ha experimentado diversas transformaciones a lo largo de los siglos, fusionando estilos arquitectónicos islámicos, mudéjares, góticos, renacentistas y barrocos. Este mosaico arquitectónico refleja la riqueza de la cultura y la diversidad de influencias que han dejado su huella en Andalucía.
El Alcázar de Sevilla destaca por su arquitectura única y su intrincado diseño. Los azulejos de cerámica, los techos abovedados, los patios ornamentados y las fuentes elegantes se entrelazan para crear una experiencia visual memorable. Al recorrer los pasillos empedrados, los visitantes se encuentran con el Salón de los Embajadores, una joya arquitectónica con su espectacular domo, que evoca la grandeza de la Alhambra.
Los jardines del Alcázar son una extensión de su esplendor arquitectónico. Extendiéndose a lo largo de varios patios, rebosan de vegetación exuberante, estanques serenos y pabellones. Los visitantes pueden perderse entre los naranjos y los cipreses mientras exploran los diferentes espacios, desde el Patio de las Doncellas hasta los Jardines del Laberinto. El Alcázar ha sido el escenario de varios acontecimientos históricos y ceremonias reales a lo largo de los siglos. Desde la coronación de reyes hasta la recepción de dignatarios internacionales, este palacio ha sido testigo de la pompa y la majestuosidad que caracterizan a la monarquía española. La Sala de Audiencias y el Patio de las Muñecas son solo algunos de los lugares que respiran la grandeza de eventos pasados.