¿Es una buena idea que las farmacias realicen test rápidos de covid-19?
Desde que algunas comunidades autónomas propusieran que los test rápidos se hagan en farmacias se ha abierto el debate entre los distintos sectores profesionales sanitarios. ¿Es la farmacia el lugar adecuado para hacerlos? ¿tienen formación los farmacéuticos? ¿cuáles son los diferentes test?
- Confinamiento y coronavirus en España, Andalucía, Aragón, Cataluña, País Vasco y Madrid: plan de vacunación y últimas noticias
Lo que podría ser un debate de carácter técnico se ha convertido en las últimas semanas en una discusión entre diferentes sectores profesionales relacionados con la salud. El objetivo, compartido por todos ellos, es algo por lo que firmaríamos todos sin dudarlo: incrementar la capacidad asistencial de un sistema sanitario extenuado y al límite y controlar de forma rápida y eficaz cualquier nuevo posible brote de covid-19.
Ahora la duda está en decidir si podemos asumir el riesgo que conlleva cambiar ciertas normas en medio de la partida. Los farmacéuticos lo tienen claro, y por eso se han ofrecido a albergar y gestionar en sus establecimientos los test rápidos, pero los médicos, enfermeros, técnicos de laboratorio y muchos expertos en Salud Pública opinan que es una temeridad y que, lejos de ayudar, complicará aún más el panorama en un futuro. Analizamos las distintas posturas punto por punto.
La legalidad
Sin entrar en un recital de leyes, decretos y normativas, la Federación Empresarial de Farmacéuticos Españoles (FEFE) opina que "no existe una prohibición expresa que impida que el personal sanitario de la Oficina de Farmacia realice determinados test rápidos", más bien al contrario, considera que si entre las funciones básicas atribuidas a las farmacias se incluyen elementos como "atender demandas sociales" o las "tareas relacionadas con la prevención y la promoción de la salud", esa omisión podría interpretarse en un sentido favorable a la realización de test en las farmacias. De hecho esa función se plasma a diario en programas de prevención de cáncer colorrectal o en la realización de pruebas del VIH, entre otras.
Al mismo tiempo, desde el Colegio Oficial de Farmacéuticos (COFM) recuerdan que la legislación que regula productos sanitarios de diagnóstico in vitro (el caso de los test rápidos de antígenos que la Comunidad de Madrid quiere derivar a las farmacias) no regula un canal específico para su venta, algo que sí hace en test de autodiagnóstico como el de embarazo, que ha de venderse en farmacia.
Por último, aún si se concluyese que únicamente se pueden realizar estas pruebas en un centro sanitario, desde el sector farmacéutico recuerdan que una farmacia puede ser considerada como tal según la definición legal recogida en el reglamento europeo.
En el lado opuesto, la Mesa de la Profesión Enfermera , que aúna las posturas del Consejo General de Enfermería (CGE) y el Sindicato de Enfermería (SATSE) se niega a considerar que esa omisión explícita en el ordenamiento jurídico se pueda interpretar como una invitación a que las farmacias se conviertan en una suerte de centros de Atención Primaria de repuesto. "En nuestra regulación estatal, una farmacia está considerada como un ‘establecimiento sanitario privado de interés público’ y en ningún caso puede llevar a cabo labores asistenciales/clínicos con los pacientes o ciudadanos en general". Ésa es la razón por la que países como Francia, Reino Unido, Canadá o Estados Unidos sí están llevando a cabo esta medida, pero no son escenarios comparables.
La formación
¿Quién debería hacer un test de antígenos? Desde el sector farmacéutico se alude a la formación y a la preparación de base de sus profesionales, que en palabras de la FEFE les permite realizar las técnicas e interpretar el resultado de cromatografías, de hecho realizan cada día pruebas diagnósticas que consideran similares, como las pruebas de glucosa, con punción digital, o la detección de S. Aureus, con frotis en la garganta. Además, esa formación siempre podría completarse gracias a la capacidad de "autoaprendizaje" si bien destacan que se trata de una técnica muy sencilla.
Sin embargo, desde la Mesa de la Profesión de Enfermería recuerdan que las funciones de la farmacia con carácter general se "limitan primordialmente a la producción, conservación y dispensación de medicamentos, no pudiendo realizar ningún tipo de intervención sobre pacientes ni mucho menos pruebas diagnósticas".
La Asociación Española de Técnicos de Laboratorio (AETEL) incide en que del marco jurídico y normativo actual “no se puede deducir que los farmacéuticos como profesionales y las oficinas de farmacia estén cualificados y/o autorizados para la prestación de este servicio”. De hecho, destacan que "solo los Técnicos Superiores de Laboratorio Clínico y Biomédico son los profesionales cualificados para la realización de dichos test".
El Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos (Cgcom), por su parte, recuerda que los test de antígenos rápidos "requieren una indicación clínica y la realización previa de un frotis nasofaríngeo con la técnica correcta por parte del personal sanitario competente legalmente para ello y entrenado en la técnica".
El lugar
¿Es una farmacia un lugar adecuado para la realización de este tipo de test? Pues depende de con qué la comparemos. Es evidente que los centros actualmente designados para tal fin cuentan con personal cualificado y autorizado y con lugares habilitados con las mayores garantías de seguridad tanto para sanitarios como para ciudadanos. El sector farmacéutico no dice en ningún momento que una farmacia sea un espacio más adecuado que un centro de salud, por ejemplo, pero sí, según la FEFE, mejor que algunos de los espacios en los que se han realizado estas pruebas o las recogidas de muestras en los meses más recientes (salas de hoteles, restaurantes, accesos a eventos sociales).
El COFM detalla las características que hacen de la farmacia un lugar seguro: la disponibilidad de guantes, mascarillas y demás medios de protección individual, un contenedor de residuos biológicos, protocolos de seguridad, consentimiento informado del usuario, gestión de LOPD, resultado avalado por la firma de un profesional sanitario y la garantía de comunicación de los positivos. Pero ¿es esto suficiente? Para la Mesa de la Profesión Enfermera claramente no, empezando por la inexistencia de la "delimitación de circuitos seguros de tránsito de personas y personal cualificado" y también pone en duda la correcta gestión de los residuos generados y la comunicación efectiva con la historia clínica.
Más allá de estas cuestiones, los colectivos de enfermeros también hacen hincapié en la incoherencia de pedir a la gente que acuda a las farmacias (mezclando posibles contagiosos con otros que no lo son o incluso clientes que acuden con otros fines) en medio de una estrategia sanitaria basada en el fomento de la atención telefónica y no presencial en la propia Atención Primaria, precisamente para evitar riesgos de contagio.
Pese a todo, la FEFE recuerda que todo este debate será inútil sin finalmente se permiten los test de autodiagnóstico, que cada usuario realizará en su casa sin la supervisión de un profesional sanitario, sea farmacéutico o no.
Los test
Existen tres tipos de test relacionados con la covid, dos de ellos buscan la presencia "activa" del mismo, ya sea a través de la búsqueda en nuestro organismo de su genoma o de sus antígenos. La PCR se encarga de lo primero, los test de antígenos, como su nombre indica, de lo segundo. El tercer tipo, los test serológicos, se centran en la presencia de anticuerpos y casi siempre están pensados para ‘descubrir’ a quienes pasaron la infección de forma consciente o no.
Esta diferencia no es baladí, porque determinará cuándo y con quién emplear cada test, además de otras cuestiones asociadas a las propias características técnicas. Mientras la Comunidad de Madrid espera la respuesta de la Agencia Española de Medicamentos a su petición de realizar los test de antígenos en las farmacias, se escudan en el 'experimento positivo' de la provincia gallega de Ourense, donde desde hace más de un mes, y en medio de un brote masivo, se realiza algo parecido. Pero solo parecido, ya que en este caso los test son serológicos y son tan diferentes que para llevarlo a cabo ni siquiera necesitaron de una excepción a las normas vigentes.
El serológico, destinado a buscar la presencia de anticuerpos, se realiza mediante una gota de sangre, como las pruebas de glucosa, y es el empleado para observar el grado de inmunización de una población general, si bien en el caso ourensano esa información no tiene valor estadístico.
El test de antígenos, por su parte, sí resulta más ágil que la PCR para averiguar si la persona está infectada o no en el momento de la prueba, apenas tarda unos 15 minutos, pero su fiabilidad fluctúa en función de la fase de la enfermedad. Durante los primeros días, incluso en la fase presintomática, resulta muy fiable, por lo que es un buen instrumento para contactos estrechos o controles en lugares como colegios o centros de salud. Sin embargo, a medida que suceden los días, incluso en personas con síntomas, esa fiabilidad cae, y aumentan el número de falsos positivos y negativos.
Por todo ello, e independientemente de dónde se realicen estos test, la OMS no recomienda su uso con asintomáticos (salvo contactos estrechos) ni en poblaciones con poca incidencia o en controles fronterizos o aeropuertos. Sí son aconsejables ante brotes importantes y cuando no existen PCR disponibles de forma inmediata o existe transmisión comunitaria generalizada.