Los niños con ojo vago tienen más posibilidades de padecer enfermedades graves en la edad adulta, según un estudio
El análisis publicado en la revista 'Clinical Medicine' sostiene que la probabilidad de sufrir un ataque cardíaco o patologías de tipo cardiovascular es mayor.
La ambliopía, popularmente conocida como ojo vago, es un tipo de visión deficiente que se da en un solo ojo cuando el cerebro no puede reconocer su visión. Comienza en la infancia por circunstancias que se desconocen y hasta tres de cada cien niños la padecen, en España un 4%. El tratamiento temprano funciona bien y generalmente previene los problemas de visión a largo plazo. Sin embargo, ahora una investigación firmada en Reino Unido ha revelado que esta patología aumenta el riesgo de padecer enfermedades serias durante la edad adulta.
Así este estudio divulga que las posibilidades de sufrir un ataque cardíaco o patologías de tipo cardiovascular son mayores en aquellas personas que tuvieron un ojo vago en edad escolar.
La tesis publicada en la revista 'Clinical Medicine' se basa en el análisis de los datos obtenidos de 126.000 pacientes de entre 40 y 69 años. Aunque los autores del trabajo aseguran que existe una relación entre la ambliopía y las complicaciones cardíacas, añaden que "no es causal". Es decir, que haber padecido la enfermedad no implica que en un futuro se vaya a sufrir un infarto, sino que hay un riesgo mayor.
"Nuestra investigación significa que el adulto promedio que tuvo ambliopía cuando era niño tiene más probabilidades de desarrollar estos trastornos que el adulto promedio que no la tuvo", explicó su autor Jugnoo Rahi, del Instituto de Oftalmología y de Salud Infantil del Colegio Universitario de Londres (UCL).
Prevalencia en la edad adulta
Para el análisis, se les preguntó a los pacientes si habían tenido un ojo vago en su infancia y si sufrían su afección en la edad adulta. Además, se les consultó si tenían algún diagnóstico médico de diabetes, presión arterial alta o enfermedad cardiovascular o cerebrovascular (angina de pecho, ataque cardiaco o un ictus).
De los 3.338 pacientes que habían tenido esta patología en su infancia, un 82,2% la seguía sufriendo en la edad adulta. Los datos recabados permitieron llegar a la conclusión de que un niño que ha tenido un ojo vago tiene un 29% probabilidades de tener diabetes de mayor, un 25% más de riesgo de hipertensión y un 16% más en el caso de la obesidad. En todos los casos también es mayor la posibilidad de padecer un infarto, no obstante en este caso la información no tiene tanta precisión.
Importancia de detectarlo con la mayor brevedad posible
En ocasiones, es difícil detectar esta enfermedad. Los niños que la padecen presentan una percepción deficiente de la profundidad. Los especialistas hacen hincapié es que es necesario que los padres se fijen si entrecierran los ojos para enfocar, cierran uno de ellos o inclinan en exceso la cabeza.
No obstante, en la mayoría de las ocasiones son los médicos quienes lo detectan en las consultas pediátricas. Hay pequeños que nacen ya con este problema de salud y otros que lo desarrollan más tarde. Las posibilidades de padecerla aumentan con: los nacimientos prematuros, aquellos que tiene antecedentes familiares de ambliopía, cataratas infantiles u otras afecciones oculares o trastornos del desarrollo.