Aeroflot denunció el viernes que la Policía británica había llevado a cabo una inspección sin justificar de un avión suyo que debía salir en un vuelo Londres-Moscú, obligando a los tripulantes a bajar de la aeronave.
El Ministerio de Exteriores ruso ha reaccionado ante esas acciones calificándolas de "otra provocación por parte de las autoridades británicas", en el marco de la tensión bilateral por envenenamiento del ex agente doble Sergei Skripal y su hija Yulia en la ciudad británica de Salisbury, del que Londres ha acusado a Rusia, quien ha rechazado toda participación.
A la expulsión mutua de diplomáticos se une esta crisis con Aeroflot y el centro ruso de transportes, que "enviará una solicitud a sus colegas en el Reino Unido de explicar las causas de la inspección del avión de la compañía aérea en Londres el 30 de marzo de 2018", según la nota recogida por la agencia oficial de noticias RIA Novosti.
Si la explicación nunca llega o es insatisfactoria, Rusia declarará la inspección ilegal y se reservará el derecho de tomar medidas parecidas con aviones comerciales británicos.