El ministro húngaro cifró entre 30 y 35 millones el número de emigrantes de países del sur "que pueden tomar la decisión de ponerse en camino".
Szijjártó, por cuyo país cruzaron este verano hasta 10.000 refugiados diarios camino de Europa occidental, pidió a la UE que deje de hacer "declaraciones irresponsables que son interpretadas como una invitación a venir".
"Esto lleva a unas presión insoportable, por lo que pedimos un cambio en la UE, que sea honesta y franca y no hipócrita", afirmó el ministro húngaro.
El jefe de la diplomacia húngara indicó que su país ha sido la "oveja negra" de la UE al empezar a elevar vallas fronterizas para evitar la entrada de refugiados.
"Sólo el Grupo de Visegrado" (integrado por Hungría, República Checa, Eslovaquia y Polonia) sabía lo que estaba pasando y vinieron a ayudarnos", afirmó.
El Grupo de Visegrado ha aportado a Hungría ayuda humanitaria, policías, soldados y medios técnicos para ayudar a vigilar sus fronteras.
El problema de fondo está, según Szijjártó, en que "con el 7-8% de la población mundial, con el 15-16% de PIB mundial, Europa reparte el 50% del gasto del Estado del Bienestar, lo que es insostenible", y se convierte en un reclamo para los emigrantes.