En esta primera etapa se trata de recopilar datos sobre el estado de las finanzas publicas para hacer una nueva evaluación a la luz del impacto que han tenido las restricciones bancarias impuestas hace un mes sobre la evolución financiera.
Hay cálculos de la Comisión Europea que parten de la base de que el impacto negativo del corralito sobre la economía obligará a revisar drásticamente las previsiones para el crecimiento económico.
En lugar de los cálculos originales que partían de un incremento del PIB en este año del 0,5%, ahora se prevé una recesión de por lo menos un 4%.
El Gobierno de Alexis Tsipras quiere intentar cerrar un acuerdo antes del 20 de agosto, fecha en la que vencen nuevos pagos al Banco Central Europeo para los que no hay fondos disponibles.
Tsipras quiere evitar que haya que firmar un nuevo crédito puente para afrontar este pago, lo que sería necesario si no se ha llegado a un acuerdo definitivo, pues este préstamo iría nuevamente vinculado a medidas que deberían aprobarse en el Parlamento.