Una vida de Cine
Hoy no hablaremos de un cómic, aunque se trata de un libro que destila como pocos amor hacia los tebeos. Tampoco es una novela, pero cuenta una de las historias más fascinantes que uno puede encontrar. Una vida con Batman es la biografía de Michael E. Uslan, un inspirador relato de cómo un individuo se propone hacer de su pasión su forma de vida. Una historia real que cuenta con ingenio cómo un aficionado a los cómics lucha contra viento y marea para devolver la dignidad a su adorado Batman.
Y vaya si lo consiguió. Tal y como adelantamos en el post titulado El Caballero Azuloscurocasinegro, Michael E. Uslan es el productor ejecutivo de todas y cada una de las películas que se han realizado sobre Batman, incluida la ya célebre trilogía de Christopher Nolan. Pero sobre todo, Uslan es un gran aficionado a los cómics. Basta con ver cómo se define a si mismo en el libro:
“¿Quién soy? Soy el niño cuyas nociones preconcebidas del instituto y las citas provenían de leer Archie Comics (...) Soy el chaval que consiguió una A en su trabajo sobre El rojo emblema del valor sin haber leído el libro sino su versión en cómic para Classics Illustrated. Soy el aficionado que revisó todas las viñetas de todas las páginas de todas las historias de todos los números de todos los cómics para encontrar pifias sobre las que poder enviar una carta al editor y así poder llegar a ver mi nombre publicado en un cómic que tuviera el nombre de Bruce Wayne cerca del mío. ¿Bruce Wayne? ¿Alfred? ¿Dick Grayson? ¿El Joker? ¿Catwoman? ¿El Pingüino? ¿Dos Caras? ¿El Acertijo? ¿Batwoman? Los conocía a todos. Personalmente. Lo sabía todo sobre ellos. Conocía sus orígenes secretos (después de que mi madre me dijera qué eran «orígenes»). Sabía dónde estaba aparcado el Batmóvil (...)
Soy el Chico Que Adoraba a Batman.”
Con esta presentación queda claro que esta historia es un canto de amor por Batman. La vida de un niño que nació en la década de los cincuenta en Nueva Jersey, con una pasión por los tebeos desmedida que le llevó a acumular más de 30.000 ejemplares, entre ellos pequeñas joyas como el número uno del ‘cómic-book’ de Superman y del número dos de Batman. El pequeño Uslan devoraba los primeros fanzines, que incluían anuncios de gente que vendía cómics antiguos. Cómics que ya multiplicaban por siete su valor original -costaban 70 centavos, frente a los 10 a los que se vendían los cómics- un precio que, como cuenta el propio Michael, mereció la pena pagar:
“Reuní mis pagas acumuladas, el dinero que encontré por casa y se lo envié todo a un tal Marc Nadel de Nueva York. Durante las dos semanas más largas de mi joven vida esperé la llega del cartero cada día (...) Finalmente llegó un paquete a mi nombre. A cambio de mis 2,50 dólares en monedas de 25, Marc me envió su ‘Fantastic Four núm. 1 (valor actual 52.000$), ‘Hulk núm.1 (valor actual 35.000$) y ‘Fantastic Four núm. 12 (valor actual 6.000$).”
El punto de inflexión del joven Michael se produjo en 1966 y fue a raíz del estreno de la ya célebre serie de televisión:
“Antes de terminar el curso de 1966 ya había visto demasiados ¡Pow! y se me acabó la paciencia. Aquella noche un crío de un barrio obrero de Nueva Jersey realizó un juramento como el del joven Bruce Wayne y definió su misión en la vida desde aquel momento. Algún día, no sabía cómo (...) Le devolvería a Batman su auténtica y legítima identidad como el Caballero Oscuro...”
Y así fue. Desde su paso por la escuela y hasta la Universidad de Indiana, donde no se le recuerda por ser un estudiante de Derecho brillante. Su principal hito universitario fue conseguir convencer al decano para que le dejara impartir un curso sobre cómics. Y digo convencer porque parece lógico que la primera respuesta a la propuesta de estudiar las vidas de súper héroes como mitología moderna fue negativa. A Uslan solo le hicieron falta tres preguntas. “Señor decano, ¿conoce la historia de Moisés? ¿Me la puede resumir brevemente?... ¿Y la de Superman?”. Ya tenía su curso, y por supuesto la atención de todos los medios de Estados Unidos, que miraban con curiosidad a aquel joven profesor que se había lanzado a teorizar sobre las historietas.
Esta fama repentina le abrió las puertas del mundo editorial. Guionistas ilustres pasaron por su curso e incluso el mítico Stan Lee le llamo para conocerle. Pero todavía no había cumplido su sueño de llevar a Batman a la gran pantalla y la industria cinematográfica no estaba tan impresionada por su logro. Tampoco Uslan abandonaba ante las puertas que se cerraban en sus narices, había hecho una promesa, y la debía cumplir. “Podía volverme a casa y lloriquear... o... podía recuperarme, sacudirme el polvo y regresar a llamar otra vez (...) Las películas serias y oscuras de Batman con que soñaba iban a crearse sobre los cimientos de mis nudillos ensangrentados”.
Y parece que así ha sido. La historia de Michael Uslan es sin duda la del sueño americano hecho realidad. Una vida de película contada con la pasión de aquel que no ha querido silenciar nunca el niño que todos llevamos dentro. Una historia maravillosa que desde este humilde blog recomendamos encarecidamente, y que Uslan resume a la perfección en los agradecimientos.
"Desde que éramos niños hemos sufrido burlas, pullas, humillaciones, desprecio, carcajadas, que nos señalaran con el dedo, ser ‘discapacitados con las citas’, y (antes de Internet) el aislamiento. ¿Pero hoy? Los cómics y los géneros relacionados (…) son responsables de los mayores éxitos de taquilla del cine, de las series de televisión, de los videojuegos, de los DVD y las nuevas experiencias tecnológicas. Han dejado huella en la moda, el arte y la música de todo el mundo, y han atravesado fronteras, culturas, géneros y características demográficas. Los cómics molan. Finalmente… ¡Hemos ganado!"
Edición original: The Boy Who Loved Batman (Ed. Independiente)
Publica: Planeta De Agostini Cómics
Formato: Cartoné. 256 páginas.
PVP: 24,00€