Los antiguos pobladores del Altiplano, los colonos europeos y los guasos (campesinos de Chile), son los responsables de la variedad gastronómica de un país que, por su extensión, y condiciones climática,cuenta con una envidiable despensa rica en pescados, mariscos y carnes. Pero, ¿qué se come en Chile?
La triade chilena la conforman las empanadas rellenas de carne,las chorillanas (patatas fritas, ternera, chorizo, huevo, cebolla frita y perejil) y el pastel elaborado con maíz, más conocido como pastel de choclo. Las aguas del Pacífico también aportan platos, como el caldillo de congrio,que inspiró en el poeta, Pablo Neruda, una oda.
Cuando un chileno dice que tomará un completo se refiere a un perrito caliente pero el sandwich se encuentra en la base de su pirámide alimentaria. En San Wich (Calle Hortaleza, 78 / Espíritu Santo, 3) llega al borde de, valga la redundancia, la santificación. El pan de molde se sustituye por otro que recuerda en textura y esponjosidad al de pita y entre las rebanadas caben de forma generosa churrasco o lomo de cerdo, aguacate, mayonesa si te decides, por el Churrasco y Lomito italiano.
Hay más nombres que esconden el secreto de la reinvención del sandwich como el chacarero y la mechada a lo pobre, que conjugan la carne con las verduras y terminan de completar este full de ases del sandwich chileno.
Hay otras formas de “comerse” el país a bocados, en El Estribito (Calle San Agustín, 18) si quieres conocer el sur más tradicional con una cazuelita de chorillana y si quieres conocer el lado más dulce del país, tu lugar es el Obrador de Rosi (Calle Sombrerería, 7). Todos ellos en Madrid, y para los que se encuentran en Barcelona pueden probar en el Restaurante Hugo (Calle Rec Comtal, 6) que fusiona la cocina del país andino con la catalana.
Bien merecido tiene su día, y es que, cada 15 de abril se conmemora el Día de la Cocina chilena.