El combinado dirigido por Luis Milla llega ya muy exigido al segundo compromiso olímpico después de una derrota sin paliativas el primer día, que al final fue por la mínima pero pudo ser por goleada. Deberá mejorar mucho la 'rojita' y, sobre todo, recuperarse anímicamente de un varapalo que ha comprometido sobremanera su futuro en el torneo, que se presumía hasta cierto punto plácido dados los rivales que le habían caído en suerte y un calendario, a priori, difícilmente mejorable.
Pero ante la intensa y ejemplar en el esfuerzo selección nipona España se dio de bruces contra el suelo y ahora tiene que levantarse viendo que, si se clasifica, lo probable es que le espere Brasil, de inicio el gran rival para el oro, el cuartos de final. No obstante, aún pueden ser primeros los de Milla, pero para eso no dependen ya de sí mismo. Y lo que debe hacer es ganar los dos partidos que le quedan, ante Honduras y Marruecos, dos equipos que le echaron una mano en la jornada inaugural empatando. Aunque, a pesar del 2-2 final, fueron mejores los magrebíes que los 'catrachos'.
Milla, además, está obligado a hacer cambios. Y es posible que unos cuantos. Para empezar, no podrá contar el expulsado Íñigo Martínez, por lo que tendrá que retrasar otra vez a Javi Martínez junto a Álvaro Domínguez o echar mano de Alberto Botía. Lo más factible es que retrase al capitán porque ello conlleva la entrada en el medio campo de Oriol Romeu, bajo cuya fortaleza el equipo español mejoró mucho en la última media hora. Otras variaciones casi seguras son las entradas en el once titular de los jugadores del Athletic Club Iker Muniain y Ander Herrera.