La parte positiva es que la quinta ola sigue a la baja, aunque en unos niveles de contagio todavía alarmantes. La incidencia acumulada en Euskadi está en 660 casos por cada cien mil habitantes en las últimas dos semanas, lo que supone un 21% menos que hace siete días. Y el RO está en 0,86, con lo que encadena trece jornadas por debajo de 1. El problema es que, como siempre, el efecto en la red hospitalaria no ha llegado aún. Ayer entraron en los hospitales vascos 56 personas, cuatro más que la jornada anterior, hasta sumar 285 enfermos en planta. Y en las UCI hay 69 ingresados, cifra que sigue al alza. Entre ellas, dos embarazadas. El viceconsejero no quiere que se relajen los hábitos y ha destacado que la semana pasada "dos personas han fallecido cada día en Euskadi por el virus". La edad media de los enfermos en UCI es de 54 años, la más baja de todas las olas y factor vital para explicar que las consecuencias ahora sean menos graves que en olas anteriores.
Según el viceconsejero, entre los jóvenes la percepción del riesgo es menor, y muchos no quieren sacrificar sus vacaciones, por lo que la vacunación no avanza lo ágil que se desearía. Por otra parte, Quintas ha advertido que debido a la interacción entre personas y la gran movilidad que se está registrando con motivo del periodo veraniego y vacacional, se están detectando brotes de orígenes "muy variados y complejos de rastrear". En total Euskadi ha registrado 23 brotes. De esta forma, se han detectado seis brotes en empresas, dos en udalekus otros cuatro que provienen de campamentos de otras comunidades autónomas, siete en residencias de mayores y otros dos por celebraciones de bodas